- Bueno es, sí claro eso es
lo que pasa ¿no?- dijo él como si de nuevo le estuvieran pidiendo
una explicación, la buscó como había buscado la propia casa,
escogió hechos pruebas en lugar de frases bonitas que no
significaban nada dijo-. Todos esos colores gloriosos que toman las
hojas cuando pierden la clorofila en otoño, cuando las proteínas
que están enlazadas a las moléculas de clorofila se pierden en los
aminoácidos que bajan hasta los tallos y las raíces. Eso quizá sea
lo que le ocurre también a la gente cuando se hace mayor, las
proteínas se pierden más rápido de lo que se reemplazan y
entonces, sí bueno entonces claro, como las proteínas son elementos
esenciales en todas las células vivas todo el sistema comienza a
desintegrar…
Parece ser que el paralelismo entre envejecimiento animal y vegetal tiene similitudes más allá de los adjetivos intercambiables: mustio, pocho... ¡marchito! mucho más duro.
"Locas, marchitas o muertas" eran las tres posibles categorías, terribles, que cierto poeta mexicano concebía para las mujeres.
La asesora científica de este blog encargada del área de Fisiología me ha comentado que la parte de la clorofila es más rigurosa que cuando habla de las proteínas animales.
Si tienen la sensación de que el texto tiene menos comas de las que debiera, es así, supongo que queriendo. Buen verano