lunes, 22 de diciembre de 2014

LA NOCHE DEL LOBO (JAVIER TOMEO) Y EL CÁLCULO DE DISTANCIAS BASADO EN LA DIFERENCIA DE VELOCIDADES DE LUZ Y SONIDO

-          De todas formas- dice Ismael, cambiando de tema-, si vuelven a disparar más cohetes le calcularé en un momento a qué distancia estamos de la plaza mayor
Tampoco está mal que se entretenga pensando en cosas que no tengan nada que ver con su mujer. La operación de los cohetes, por lo demás, es muy simple. Basta con multiplicar el número de segundos que transcurren entre el estampido del cohete por trescientos cuarenta, que es el número de metros por segundo que recorre el sonido por el aire.
Tal vez esta noche no sirvan los parámetros de siempre, pero Ismael espera en silencio y empieza a contar en voz alta apenas estalla el segundo cohete.

-          Seis segundos- dice luego-. Si multiplicamos esos seis segundos por trescientos cuarenta metros nos dan dos mil cuarenta metros. Más o menos, dos kilómetros. ¿No le parecen demasiados para recorrer a la pata coja?


Dejando a un lado que falta decir entre el estampido del cohete y su aparición, yo este método siempre lo había escuchado aplicado a las tormentas, al tiempo transcurrido entre el relámpago y el trueno. Recuerdo perfectamente aplicarlo en el salón de mi casa.
La noche del lobo es un curioso libro de Javier Tomeo que parece adecuado para adaptarse al teatro. Se narra la noche que pasan juntos dos desconocido, Ismael y Macario que se han doblado el tobillo a unos 50 metros y pasan la noche hablándose sin verse 

3 comentarios:

  1. Muy adecuado el texto y el cálculo recreativo que lo acompaña, amigo, en este tiempo invernal aunque no esté ni lluvioso ni tormentoso. Me alegra saber que usted mismo ha `practicado el cálculo citado en noches de tormenta, quiero creer que con sus padres y hermanos. Sé de unos niños que una noche oscura y tormentosa, de aquellas que aquel insigne traductor del francés tradujo al castellano como '...él nieva, él hace tormenta, él hace un tiempo de lobos, etc. ,una noche , digo, en la que tales niños, en lugar de entretenerse calculando la distancia de la tormenta, se fueron directamente a la cama de sus padres, abandonando la suya y , de paso, a toda la ciencia recreativa.
    Feliz Navidad y atentos saludos

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  2. De cantarulla

    El título del libro, La noche del lobo me recuerda La noche del hawaiano de Peret en la que es imposible calcular dónde estaba la su Lola y qué le dijo, y si el hawaiano también se había torcido el tobillo.

    La noche del hawaiano
    Yo le dije a mi Lola,
    la noche del hawaiano que,
    pa' que no vengas sola...

    De verbo cauda quod dedit coa , deinde cohete

    Como este diminutivo queda difícil de pronunciar , en lo pueblos se decía cobete y cojete, y a aquel mozo que se presentaba tempranamente en las fiestas del lugar, las lenguas mordaces le llamaban cojetero o cobetero pues preludiaba los cohetes que hacen pum y hacen pan y asustaban a la Ovejita Lucera. Todo antes de la era espacial, ça va de soi
    De imaginatione

    Así dice don Partre y por el contexto entendemos la historia que sino nos quedamos sin saber lo que dijo a la su Lola

    Ismael y Macario se han torcido el tobillo a unos 50 metros

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  3. Pido disculpas a los amables comentaristas del blog por no haber podido atenderlos como se merecen, debido a unas vacaciones que disfruto en el extranjero sin acceso al internet

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