Al aparecer el ‘estilóbato’,
el codazo al Embajador de Inglaterra había repercutido en el costado
del Embajador de Italia; del ‘estilita’ al ‘arquitrabe’, del
‘Erecteo’ al ‘Hipas’, los codazos habían corrido, en serie,
de embajador a encargado de negocios, de ministro consejero a
agregado cultural, hasta el descarnado costillar del Agente Comercial
Japonés, que, medio dormido pues no entendía el idioma, estuvo a
punto de ser despedido por el empellón, como la bola última del
aparato de física que es lanzada al aire cuando la acción de una
primera bola del mismo peso, comunica su energía percusiva a seis
bolas intermedias, idénticas entre sí
Sobre el péndulo de Newton, cuya presencia ameniza las salas de esperas de todas las consultas médicas de España, existe una demostración muy elegante aplicando la conservación de la cantidad de movimiento y de la energía para el hecho de que por muy fuerte que empuje uno una bola solo consigue levantar una en el otro extremo. Y por muy flojo que levante dos bolas otras dos son despedidas al otro lado.
Yo siempre que miro un péndulo de Newton por un tiempo acabo tarareando una bambera, ese palo flamenco que adapata los cantes de columpio