En
la planta baja está la clase de Física, Química, Cosmología e
Historia Natural y en ella nos espera Don José también a los
alumnos de letras, que tenemos Física en quinto y Química en sexto,
ésta, a una hora malísima, por la tarde, casi después de comer.
Don José comienza la clase llamando a la pizarra a diez, doce,
quince alumnos, a veces más, a la clase entera, y conforme cada uno
va exponiendo la cuestión o desarrollando una fórmula o planteando
un problema, él dice invariablemente 'a tu sitio cerosais' así
dicho con la 'a', nota que nos deja a todos sumidos en una especie de
desesperación, perplejidad e ignorancia de las causas. Mientras
tanto, él ingiere sin parar bicarbonato sódico que, de un tubo de
aspirinas vacío de aspirinas y lleno de bicarbonato, vierte en la
palma de la mano y desde ella lo arroja a la boca con una gran
violencia y puntería y acertando casi siempre. 'Don José', le
increpó un día un descontento, 'yo creo que merezco algo más que
cero seis' y D.José replicó 'está bien a tu sitio cerosiete'
Realmente no me cabe en la cabeza que alguien pueda estar insatisfecho con una nota como "cerosais" así pronunciado como una binguera caletera. Son cosas que deben colmar las expectativas académicas de cualquiera, como cuando yo descubrí mirando en el horario de un alumno árabe que la clase que yo impartía era de "pollo" de Matemáticas, en lugar de apoyo como yo pensaba. ¿Qué más puede uno pedirle a la vida que ser profesor de pollo de Matemáticas?
A veces pensamos que los que reclaman son unos pesados pero frecuentemente abren brechas históricas, como la de este valiente que consiguió romper una tradición enorme de 'cerosais' acumulados
A veces pensamos que los que reclaman son unos pesados pero frecuentemente abren brechas históricas, como la de este valiente que consiguió romper una tradición enorme de 'cerosais' acumulados