lunes, 30 de septiembre de 2013

LA SIRENA NEGRA (EMILIA PARDO BAZÁN) Y LAS LIMITACIONES DE LA NEUROLOGÍA

¡La ciencia! No soy su idólatra. De lo íntimo, la ciencia nada conoce; nada científico se conoce a sí propio…; es decir, si es sincero, trata de conocerse; como yo y tú, semejante mío. En el cerrado santuario de cada alma, la ciencia no puede penetrar. Allí donde los hechos pierden su escueta significación; allí donde las palabras no son capaces de expresar nada; allí donde todo se guarda y cela como incomunicable tesoro, allí, ¿qué papel representa el propio don Santiago y Cajal, señor de todo mi respeto, con sus neuronas?
¿Para qué afanarse tanto don Santiago? ¿Para qué tanta pasión puesta en el miscroscópio? Tantas horas y horas y tantos dibujos bonitos de neuronas. Por lo menos tiene usted el respeto de doña Emilia, señora de importante tupé y gran envergadura.

lunes, 16 de septiembre de 2013

MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES (GERALD DURRELL) Y LAS BIBLIOTECAS HETEROGÉNEAS

Teodoro me recibía en su estudio, aposento que merecía mi total aprobación. Aquello sí que era un cuarto como Dios manda. Las paredes estaban forradas de altas estanterías rebosantes de volúmenes sobre biología de agua dulce, botánica, astronomía, medicina, folklore y otros fascinantes y juiciosos temas por estilo. Diseminadas entre ellos aparecían diversas antologías de historias policiacas y de terror. Sherlock Holmes se codeaba con Darwin y Le Fanu con Fabre, formando a mis ojos una biblioteca perfectamente equilibrada



Obviamente no será en este blog donde se critique la mezcla de ciencia y literatura, pero tampoco pasa nada porque los libros tengan cada uno su espacio, es decir, juntos pero no revueltos. Yo no sabía quién era Le Fanu, pero una vez que me he informado me han entrado muchas ganas de leer algún libro suyo. El vídeo es de la adaptación para la BBC que se hizo del libro. Va en inglés porque así sale en youtube; sé que existe una versión en español, por si hay algún interesado.

lunes, 2 de septiembre de 2013

CONFESIONES DE UN BURGUÉS (SÁNDOR MÁRAI) Y EL INEXORABLE PERO A VECES TORPE AVANCE DE LA CIENCIA

Todos esos maravillosos inventos de principios de siglo hacían la vida un poco más difícil, pues los inventores aprendían a nuestra costa. Unas décadas más tarde, el mundo rebosaba de luz eléctrica, de agua caliente, de vapor y de motores de explosión; pero en mi infancia los inventores todavía experimentaban con sus artefactos, y todo lo que aquellos ingenieros vanguardistas vendían a sus ingenuos adeptos resultaba imperfecto e inservible. La electricidad parpadeaba y daba una luz amarillenta que casi no alumbraba. La calefacción dejaba de funcionar precisamente en los días más fríos o inundaba la casa de un vapor demasiado cálido, por lo que siempre estábamos resfriados. Pero había que ‘respetar la época moderna’. La hermana mayor de mi madre, sin embargo, se resistía a ‘respetar la época moderna’ y atiborraba de leña sus estufas de porcelana blanca; nosotros, en consecuencia, nos refugiábamos en su casa para calentarnos, algo que resultaba imposible con la calefacción central, y nos deleitábamos con el calor constante y uniforme, además de perfumado, de los troncos de haya.

Así es señores, todas las incomodidades que ha originado la técnica han permanecido a veces ocultas para poder presumir ante el vecino de estar a la última o, por decirlo en palabras de la familia Márai, respetar la época moderna. ¿Quién no recuerda esas primeras conexiones telefónicas a internet, huevonas y carísimas? Si no fuera por ese deseo tan humano de estar a la última y hacérselo saber a los amigos, muchos avances técnicos no hubieran sido posibles, no hubieran contado con la paciencia suficiente del sufrido usuario.