lunes, 21 de marzo de 2022

ALGO EN LO QUE CREER (NICKOLAS BUTLER) Y LA IMPRECISIÓN DE LOS METEORÓLOGOS

 —De todas formas, estos meteorólogos no tienen ni pajolera idea —dijo Otis—. Trabajé en la academia más de medio siglo. Los meteorólogos eran de los científicos menos respetados en el campus. Al final de la jornada, echaban un vistazo a sus radares fardones, metían los datos en un ordenador, sacudían unos cuantos huesos de pollo antes de tirarlos sobre la mesa, encendían una vela negra y rezaban cien avemarías. Luego, alguien estornudaba en Seattle y les estropeaba la previsión. Puede que al final todo quede en nada. Vete a casa y cruza los dedos para que el tiempo mejore.



Tienen poco prestigio los meteorólogos. El texto prácticamente intenta desprenderle cualquier fundamento científico a esta rama del saber. A veces, como los árbitros, los meteorólogos han sido insultados, ellos y sus madres. No todo el mundo vale para meteorólogo, aguantar esa presión. No sólo los agricultores están pendientes del tiempo, también los Hermanos Mayores de las cofradías de Semana Santa, los deportistas aficionados… Ahora con el móvil queremos información en tiempo real, como dice la gente (¿existe acaso un tiempo virtual?). La gente también dice ‘tres minutos de reloj’ para diferenciarlos, me imagino, de los tres minutos de termómetro.

Yo he comprobado que siempre llueve menos de lo que dice mi móvil, probablemente será una estrategia para mantenernos contentos. También mi móvil, a través de Google Maps, me miente sobre el tiempo que se tarda en ir en bici de un sitio a otro, siempre tardo más del indicado.

Mi hombre del tiempo favorito siempre fue José Antonio Maldonado, que se sentaba muy cerca de mí en el Ramón Sánchez Pizjuán

lunes, 7 de marzo de 2022

NUNCA FUIMOS MÁS FELICES (CARLOS MARZAL) Y LAS UNIDADES MÁS EXÓTICAS DEL SISTEMA INTERNACIONAL

 Por cierto, qué palabra más bonita- lumen, lúmenes, sobre todo en plural, con su acento y su aterciopelada suavidad esdrújula-. Vatio es una palabra magnífica también, pero lumen representa un acierto involuntario de primera división lírica, como una flor o el canto de un grillo. Si, además, leemos la definición de lumen- “Unidad de flujo luminoso del Sistema Internacional, de símbolo lm, que equivale al flujo luminoso emitido por un foco puntual de 1 candela de intensidad en un ángulo sólido de 1 estereorradián”-, el asunto se convierte entonces en alta literatura fantástica, incluso con sus ingredientes de filosofía zen. Las candelas. Los estereorradianes

La candela, el lumen, el estereorradián son unidades preciosas, efectivamente, algo misteriosas. Carlos Marzal describe muy bien la admiración y la sugestión que provocan los temas difusos, lejanos.  Cuanto mayor es la ignorancia sobre un asunto mayor es la capacidad evocadora de este. El metro o el segundo carecen de este prestigio. A mí me pasa con las novelas negras que leo en inglés, de Jon Nesbo y compañía, que como no me entero del todo bien son aún más misteriosas. Y me pasaba con las canciones en inglés hace unos años, decepcionantes a veces cuando se enteraba uno de lo que decían.

Francamente, no me esperaba encontrar la definición de lumen en un libro no científico, pero ahí está, y sirva esta entrada para recomendar este libro, que gustará a futboleros y no futboleros por igual