Cinco litros de una solución
al veinte por ciento de cloruro de zinc inyectados en la arteria
poplítea no solamente conservaban el cuerpo durante un mínimo de
dos años, sino que también operaban una transformación prodigiosa
y conseguían que el cuerpo pareciera hecho de luminoso mármol
blanco.
Se
hacían afirmaciones extravagantes sobre el procedimiento de Sagnet,
como por ejemplo que los restos
se convertían en una «efigie hueca, una escultura».
Efectivamente se han aprovechado las propiedades antisépticas para embalsamar y recomponer cadáveres, sobre todo en el siglo XIX. Este método restablecía también los rasgos de la cara en caso de muerte violenta y debió ser muy usado en el caso de funerales con honores militares.
Dudo mucho que exista el tal Sagnet, porque este libro de George Saunders es tan interesante como raro.
Efectivamente se han aprovechado las propiedades antisépticas para embalsamar y recomponer cadáveres, sobre todo en el siglo XIX. Este método restablecía también los rasgos de la cara en caso de muerte violenta y debió ser muy usado en el caso de funerales con honores militares.
Dudo mucho que exista el tal Sagnet, porque este libro de George Saunders es tan interesante como raro.