lunes, 21 de septiembre de 2020

UN TRANVÍA EN SP (UNAI ELORRIAGA) Y LAS PROPIEDADES FÍSICO-QUIÍMICAS DEL MERCURIO QUE LO HACEN TAN SUGESTIVO

 El mercurio por ejemplo. Imagina una gota de mercurio encima de una mesa de mármol. Luego levanta la mesa y deja resbalar al mercurio. Es como agua pero más perfecto, porque es metal y porque no se seca. Si tiras agua por un cristal, se esparce y se derrite. Y se seca además. El mercurio no. El mercurio es la gota más perfecta que existe. Y aunque el acero sea muy espectacular, el mercurio es más espectacular que el acero, porque es líquido, y frío. El mercurio es una cosa curiosa.

Con la desaparición de los termómetros de mercurio se está perdiendo la primera experiencia de asombro científico de la infancia. Cuando estando uno malo se rompía el termómetro y las gotas de mercurio formaban un curioso rebaño. Al asombro se unía la bruma de la fiebre y la experiencia era muy rara. Esto lo contaba Carlos Marzal en su poema Metal pesado

Otro día hablaremos del sombrerero loco de Alicia en el país de las maravillas, porque estaba loco intoxicado por mercurio, como era típico en su oficio

lunes, 7 de septiembre de 2020

EL OFICIO DE VIVIR (CESARE PAVESE) Y LA INVISIBILIDAD DE LAS FUNCIONES VITALES

 Todo lo que hace nuestro cuerpo, salvo el ejercicio de los sentidos, no lo percibimos. Las más vitales funciones (circulación, digestión, etc) las desconocemos. Así ocurre con nuestro espíritu: ignoramos todos sus movimientos y mudanzas, sus crisis, etc, todo lo que no sea la superficial concepción esquematizante.

Sólo una enfermedad nos revela las profundidades funcionales de nuestro cuerpo. Y del mismo modo presentimos las del espíritu, cuando estamos desequilibrados.



Toda la fisiología transcurre a oscuras, el cuerpo humano es como una nevera, oscura hasta que se le abre. Todo trancurre a oscuras, oculto o a la luz del día pero microscópicamente. Sólo cuándo la cosa se fastidia somos conscientes y le prestamos atención. "Sabemos del amor por lo que alumbra, por lo que tuerce y acrecenta y rige", nos tenemos que conformar con este conocimiento indirecto de nuestro cuerpo, como del amor en los versos de Manuel Alcántara