lunes, 29 de septiembre de 2014

DESPEÑAPERROS (JOSÉ MARÍA VAZ DE SOTO) Y UNA REFUTACIÓN BASTANTE PROFUNDA DE LA LEY DE LA GRAVEDAD

Las manzanas caen a causa de la ley de la gravedad –añade todavía en esa misma carta- es una proposición verdadera pero falsa. Es verdadera porque es verdad que las manzanas, en general, caen (y nosotros con ellas). Pero es falsa por todas estas razones: porque toda proposición es falsa, porque las manzanas no son manzanas, la ley no es ley, la gravedad no es gravedad y Newton no era Newton, del mismo modo que Napoleón –como todo el mundo sabe o repite- era tan sólo un loco que se creía Napoleón.



Ahí estamos. Hoy hablamos de una novela bastante buena, pese a cierto aire de película española de los 80 de José Sacristán que la sobrevuela. De todas las razones por las que la proposición es falsa me sobran todas menos la de 'toda proposición es falsa'. Como en el chiste de:
- No hemos tocado las campanas por varias razones, la primera de ella es que no tenemos campanas...
- Me sobran las demás razones.
Y ahora una conexión rara: José Mª Vaz de Soto (¿ya no escribe en El Mundo?) y David Foster Wallace son los autores que mejor han descrito la depresión; este libro junto con el relato 'La mujer deprimida' de DFW son con los que mejor te puedes hacer una idea de lo angustiosa que puede ser esta enfermedad. Otra coincidencia entre estos dos autores tan lejanos geográfica y generacionalmente es el uso irónico y postmoderno de los paréntesis, ahí dejo la pedantería.

lunes, 15 de septiembre de 2014

LA SUBASTA DEL LOTE 49 (THOMAS PYNCHON) Y EL DEMONIO DE MAXWELL

James Clerk Maxwell, le contó Koteks, un científico escocés muy célebre que hacía años había teorizado sobre la existencia de un agente inteligente y diminuto, conocido como el Duende de Maxwell. El Duende metía un cendal entre las moléculas de aire que se movían a velocidad distinta y separaba las rápidas de las lentas. Las rápidas tienen más energía que las lentas. Si concentramos una cantidad suficiente en un punto, obtendremos un espacio sometido a altas temperaturas. La diferencia de temperatura entre este espacio caliente y los espacios más fríos puede aprovecharse para poner en marcha un motor térmico. Pero en la medida en que el Duende se limitaba a clasificar, el sistema no producía trabajo. Porque ello significaría ir contra la segunda ley de la termodinámica, obtener algo sin objeto, originar el movimiento continuo.
-          ¿No es trabajo clasificar?- preguntó Edipa- Díselo a los de correos y te meterán en una saca con destino a Alaska, en la que ni siquiera pondrán el marchamo FRAGIL.

-          Es trabajo intelectual- aclaró Kotecks-, no trabajo en sentido termodinámico





Para los que hemos estudiado ciencias, el diablo o demonio de Maxwell (en algunos sitios he leído duende) es una criatura mitológica a la altura del gato de Srchödinger. Como experimento mental está también para mi gusto a la altura de los mejores de Enistein. En el dibujo se observa cómo el demonio separa a capricho las moléculas calientes (rojas) de las frías (azules), de tal manera que como se dice en el texto esa diferencia de temperatura podría hacer trabajo termodinámico y el demonio estaría creando energía de la nada, violando el segundo principio de la termodinámica, para cuya ilustración el físico inglés  escocés Maxwell inventó a este diablo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

AUTOBIOGRAFÍA (G.K. CHESTERTON) Y LOS DESCUBRIMIENTOS DE SIR HUMPHRY DAVY

...las composiciones datan de nuestra época escolar, cuando él (Edward Clerihew Bentley) solía asistir con aire aburrido a las clases de Química, con una hoja en blanco de papel secante delante de él. En aquel papel escribió, inspirado por el puro espíritu de la canción, estos desnudos versos:
Sir Humphrey Davy
Detesta el kivi.
Merecía el odio
por descubrir el sodio.


Los alumnos canallas que hacen pintadas ya existían a finales del siglo XIX. Aquí Chesterton y su compañero Bentley (ambos futuros escritores) arremeten en clase contra Sir Humphry Davy, un químico fundamental en los comienzos de la Electroquímica que consiguió aislar no solo el sodio, como le echan en cara los traviesos escolares, sino también magnesio, bario, estroncio, calcio, potasio y boro. No sabemos si Chesterton y Bentley ignoraban estos otros elementos descubiertos por Davy y las posibilidades que ofrecían para continuar con su poema satírico.