lunes, 24 de junio de 2013

PERCUSIÓN (JOSÉ BALZA) Y LA TEORÍA HELIOCÉNTRICA DE GIORDANO BRUNO

Como nosotros hoy, a la vuelta del milenio, seguros de refinados instrumentos y de severas acotaciones prácticas, así debió estar Bruno en 1592 cuando podía guardar en su pensamiento un preciso conjunto de relaciones y normas psíquicas, verdadera síntesis de la Ciencia para él. Imagino que muere convencido de la objetividad propuesta por sus teorías, incapaz de dudar de que sus descubrimientos pudieran tener cargas incontrolables o subjetivas: su lectura del Universo era la única posible para la sabiduría que lo precedió y para su propia iniciación. Por eso, aunque no logro conseguirlo, esta tarde en la Isla, frente al Guayamuri, vuelvo a sentir, en sus palabras, el hermético diseño de un mundo, discutible pero posible
Juan Carlos Chirinos, a través de twitter me recomendó este libro de su paisano José Balza. En la novela aparecen no sé por qué varias curiosas referencias a Giordano Bruno, que es el señor de bigote de la imagen que defendió la teoría heliocéntrica de Copérnico que  a su vez ya propuso el griego Aristarco de Samos (¿pero qué cosa no plantearon ya los antiguos griegos?)  Ya he dejado escrito en otro sitio que Bruno pasa por ser un mártir laico del librepensamiento pero que para mí era en realidad un personaje bastante extravagante. Me gusta lo del mundo discutible pero posible. José Balza hizo una aproximación bienintencionada a la obra de Bruno, cosa que yo, modestamente también hice y leí por encima un libro que rescaté del expurgo de la biblioteca de mi pueblo, 'Mundo, magia, memoria'; tras esa lectura superficial comparto estas otras palabras de 'Percusión:

Desde luego, no voy a repetir los detalles y la minuciosa construcción del legado mágico con que Giordano Bruno envolvió su concepto del hombre, del espíritu, del universo. Nunca comprendí por completo su inclinación a lo hermético y a la búsqueda de revelaciones, que unificaran la vida y los poderes divinos. Tan enigmático debió resultar el universo para él, como lo son sus doctrinas para mí

lunes, 10 de junio de 2013

LUCES DE BOHEMIA (RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN) Y LA ÓPTICA GEOMÉTRICA

MAX.- Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas
DON LATINO.- Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato
MAX.- Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemáticas de espejo cóncavo las normas clásicas
DON LATINO.- ¿Y dónde está el espejo?
MAX.- En el fondo del vaso
DON LATINO.- ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
Hágase el siguiente experimento. Levántese y coja una cuchara de la cocina. Allí comprobará que la imagen que le devuelve la cara cóncava (donde va la comida) es invertida. Sin embargo, si mira su cara sobre la parte convexa de la cuchara la imagen estará derecha. Ya ha terminado el experimento. Luego la deformación de la que habla Maximo Estrella es en realidad una inversión. Y el fondo del vaso es un dioptrio o una lente, nunca un espejo. Pero esto tampoco tiene mucha importancia. Esto ha pasado a la historia de la literatura como definición del esperpento. Don Latino de Híspalis, que vaya  nombre bonito para un personaje, se quita el cráneo, privilegiado naturalmente