También nos hicieron dos canales, uno grande y otro pequeño. El grande, para las gabarras que traen carbón y caliza y se llevan carbonato de sosa. El pequeño, para alimentar al grande si alguna vez se quedaba sin agua. Los trabajos duraron diez años.
En un arduo trabajo de investigación mirando en internet he podido deducir de qué era la fábrica a la que se alude en esta triste novela. Se trata del proceso de obtención industrial de carbonato de sosa por el método Leblanc. El carbonato de sodio es un compuesto muy apreciado en la industria, pues se utiliza en la fabricación de jabón y vidrio. Como se indica en el texto hacen falta carbón y caliza, entre otros reactivos.
El descubridor de este procedimiento, Leblanc, murió guillotinado, como todo buen químico francés que se precie.
En la triste pero buena novela se habla de las gabarras que me recuerdan las novelas policiacas de Simenón. En las márgenes del Sena paraban tristes gabarras con tristes marineros y sus tristes delitos. La palabra original francesa es "péniches" y nos suena más "barcaza" que "gabarra" .
ResponderEliminarHay que ver el carbonato de sosa qué importante es, aquí el vulgo conoce el bicarbonato tan útil y barato y la sosa caústica que da mucho susto y que vale para conservar las aceitunas.
Y al pauvre Leblanc le pagaron muy mal, muy feo que estuvo.
Otra gabarra famosa es la que saca el Bilbao cuando gana algún título. Putearon mucho a los químicos en la revolución francesa, sí
ResponderEliminarSaludos cordiales