lunes, 19 de febrero de 2024

GRANDES ESPERANZAS (CHARLES DICKENS) Y LA INFLUENCIA DEL VIENTO EN LA PROPAGACIÓN DEL SONIDO

 Cuando lo hice, las campanas de San Pablo y las de todos los relojes de las iglesias de la City, algunas precediendo y otras acompañando, dieron aquella hora. El sonido fue afeado de un modo curioso por el viento; y yo estaba escuchando y pensando, al mismo tiempo, en cómo el viento asaltaba las campanadas y las desfiguraba, cuando oí pasos en la escalera.

En estas líneas queremos demostrar lo útil que puede llegar a ser un ligero conocimiento de los fundamentos de la ciencia en la vida cotidiana. Sin llegar a niveles de McGyver van aquí un par de consejos prácticos respecto al viento. Que uno no debe orinar en contra del viento lo aprenden todos los varones aplicando el método científico.

También en el sonido influye el viento. Como ha experimentado todo el mundo que vive cerca de un estadio de fútbol, con el viento a favor llega mejor el sonido. Más fuerte y mejor, menos afeado, menos desfigurado, por decirlo como Dickens (que siempre acierta), porque se produce un tipo de difracción que afecta menos a la onda sónica

lunes, 5 de febrero de 2024

UN VERDOR TERRIBLE (BENJAMÍN LABATUT) Y LOS EFECTOS DEL CIANURO

 El efecto del cianuro es tan fulminante que solo existe un testimonio de su sabor, dejado a principios del siglo XIX por M. P. Prasad, un orfebre indio de treinta y dos años que alcanzó a escribir tres líneas luego de haberlo tragado: «Doctores, cianuro de potasio. Lo he probado. Quema la lengua y sabe agrio», decía la nota que encontraron junto a su cuerpo en la habitación del hotel que arrendó para quitarse la vida

Es muy escasa la bibliografía acerca del sabor del cianuro. Igualmente, se registraron pocos documentos durante la Revolución francesa sobre las sensaciones que provoca la guillotina en el cuerpo. Me llama la atención que este orfebre indio, en la desesperación que le llevó a suicidarse, encontrara un momento para pensar en la ciencia y en la posteridad. Sus motivos tendría, el pobre. Pavese, otro suicida, decía que un suicida era un asesino tímido. Quede registrada la agrura del cianuro de potasio, por si alguien tenía curiosidad.