lunes, 8 de febrero de 2021

MONJAS Y SOLDADOS (IRIS MURDOCH) Y UN PÁRRAFO CON TODO UN BATIBURRILO DE JERGA CIENTÍFICA

 Se sentía extremadamente tranquilo, pero completamente dado de sí, como si el espacio se estuviera curvando y él estuviera curvándose junto con ese espacio. Parecía que todo, incluida su propia personalidad, iba a desaparecer. Era un pedacito diminuto de sí mismo, una partícula, y sin embargo también era la superficie circundante, que parecía infinita. Era un átomo, un electrón, un protón, un punto en el espacio vacío. Era transparente, y precisamente esa transparencia hacía que se sintiera invisible. Estaba vacío, estaba limpio, no era nada. Y, sin embargo, al mismo tiempo, era energía purificada, pura actividad, puro ser. La experiencia no era en sí misma dolorosa, aunque de alguna manera, y muy cerca de ella, también subsistía, medio oculto, un dolor espantoso, unas veces parecido a un agujero negro, y otras a una densa masa de materia indestructible



No es muy dada Iris Murdoch a introducir cuestiones científicas en sus novelas, ella es más de filosofía. Pero aquí se ha desatado: protones, electrones, agujeros negros, átomos… bienvenidos sean para traer a esta autora al blog. Laúnica otra vez que fuimos capaces de forzar aquí una entrada fue más mérito de la traductora que de ella

2 comentarios:

  1. En el Vizconde Demediado, Calvino nos cuenta la historia de un hombre partido en dos hombres, pero aquí es el mismo hombre que se estira como la masa de una pizza hasta el punto de volverse lo mínimo en masa, una miajeta que se dice en la Mancha.
    No sé el contexto de la novela pero lo más cercano a este estado místico lo veo en los budistas y en los seguidores de yoga entre ayunos y mantras. O bien cuando Modugno cantaba:

    Volare, oh oh
    Cantare oh oh
    Nel blu dipinto di blu
    felice di stare lassù

    El velado presentimiento de ser parte de palabras tan feas y necesarias como protones y agujero negro es lo que debe producir ese dolor espantoso del que nos habla Iris que ya se barruntaba la tragedia.

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  2. Dear Woman
    Leyendo tu comentario sobre ypga y el vizconde demediado me he acordado de otro escritor, Arthur Koelster, al que le gustaban los títulos con conceptos opuestos:
    - El yogui y el comisario
    - El cero y el infinito
    - Llegada y salida
    Y alguno más que no me acuerdo, porque tres me parecen poco para apuntalar mi argumento. Hay uno que se llama El loto y el robot, que no sési podría forzar meter en esta categoría
    Vengaaaaaaaaa

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