¡Los gusanos!...Una vez, cuando tenía seis o siete años, Magdalena se
encontró con un perro muerto en una acera de Hialeah. Una verdadera colonia de
gusanos escarbaba en una profunda herida en las ancas del animal…sólo que no
eran gusanos exactamente. Parecían más bien lombrices…lombrices cortas,
blandas, mortalmente pálidas; y no se mostraban muy pacíficas para ser una
colonia. Eran un enjambre de gusanos que se retorcían, se deslizaban, se
estremecían, se revolvían, se enredaban y peleaban, removiéndose unos encimas
de otros en un frenesí descerebrado, acéfalo, para apoderarse de la carne
muerta. Después se enteró de que se trataba de larvas descefalizadas. Carecían
de cabeza. El frenesí era lo único que tenían. No poseían cinco sentidos, sino
uno, el impulso, y el impulso era lo único que sentían. Estaban completamente
ciegos.
Hoy vamos con un tema asqueroso, así es la ciencia, a veces mancha y da asco. Incluso los bichos más feos y con un trabajo asqueroso tienen su importancia en los ecosistemas. Así, los detrívoros (llamados así porque se alimentas de detritos, es decir, de materia orgánica descomponiéndose) son fundamentales en la cadena trófica.
Todo niño ha encontrado alguna vez una lombriz escarbando en la tierra. Ese momento es crucial para el posterior hombre porque hay dos maneras de reaccionar ante este encuentro. El niño con aptitudes hacia la Fisiología animal observa atento e incluso retuerce la lombriz con un palito. El niño sin aptitudes hacia la Fisiología animal no vuelve a jugar con la arena por un tiempo.