El doctor, el profesor,
Gustavo y Adolfo jugaban su partida de naipes, haciéndose unas
trampas descomunales.
El doctor las hacía con su
monóculo, que, de tan cóncavo, mostraba las cartas de los demás al
revés.
El profesor se aprovechaba del
reflejo de los cristales
He aquí otra de las importantes labores sociales que ejerce este blog. Poner en conocimiento del ciudadano medio cómo la ciencia puede ayudarle en su quehacer diario. Digamos, por justificarnos, que como se aprecia en la imagen, no siempre los espejos cóncavos devuelven imágenes invertidas
Por otro lado, a esta novela le bastaba con el título para aparecer por aquí
Por otro lado, a esta novela le bastaba con el título para aparecer por aquí