¿Por
qué hay tantas anécdotas de Einstein como un hombre distraído,
siempre al borde de parecer un 'pariente lelo'? ¿Va a pasar a la
historia como el autor apócrifo de frases de manual barato de
autoayuda? ¿Cultivaría él en cierta medida la imagen de sabio
místico oriental? ¿Influye el hecho de que no fuera partidario
del peine en esta imagen?
lunes, 23 de marzo de 2020
EL CLUB DE LOS MENTIROSOS (MARY KARR) Y LA IMAGEN DE EINSTEIN COMO EL PAULO COELHO DE LA CIENCIA
Le
gustaba contar la anécdota de cuando asistió a una conferencia de
Einstein en los laboratorios Bell (para los que hizo dibujo mecánico
durante la guerra, un detalle que tardamos años en desenterrar).
Juraba que durante el turno de ruegos y preguntas, un ingeniero del
público tuvo que explicarle a Einstein una ley elemental de la
mecánica. Cuando el chico manifestó su asombro por que el gran
físico ignorase algo tan básico, Einstein dijo: «Yo nunca me
molesto en recordar nada que pueda consultar en un libro». A mamá
le fascinaba esa idea de un genio incapaz de abrir una lata de atún
pero con capacidad para ordenar el universo entero dentro de las
cavernas de su cerebro. También contaba que entre pregunta y
pregunta agachaba la cabeza como quien está rezando y la levantaba
para responder igual que esos swamis robotizados y enturbantados de
Coney Island que por veinticinco centavos te vaticinaban el futuro.
Por último, sostenía que en la recepción posterior nadie hizo
amago siquiera de acercarse a hablar con Einstein, que se quedó solo
en una esquina, sentado en una silla de respaldo recto, como el
pariente lelo de alguno de los asistentes.
lunes, 9 de marzo de 2020
JANE EYRE (CHARLOTTE BRONTË) Y LA ARITMÉTICA COMO MÉTODO PARA IMPRESIONAR A UNA MOZA INGLESA DEL SIGLO XIX
—¿Qué
edad tenía usted cuando llegó a Lowood?
Ahí está el tío. Nada por aquí, nada por allá y deduzco tu edad. Ahora al señor Rochester se le acusaría de señoro o de hacer mansplaining, pero yo le reconozco el mérito de plantear ese 10+8=18 con cierta agilidad. No sé yo si le valdrá para ligar con Jane Eyre, porque voy por la mitad del libro
—Unos
diez años.
—Y
dice que se pasó allí ocho; o sea que tiene usted dieciocho años.
Asentí.
—Ya
ve usted lo útil que resulta la aritmética —prosiguió—. Sin su
ayuda, a mí me
habría sido difícil calcular su edad. Es un asunto arduo cuando los
rasgos y la expresión del semblante están tan atenidos a mudanza
como en su caso
Ahí está el tío. Nada por aquí, nada por allá y deduzco tu edad. Ahora al señor Rochester se le acusaría de señoro o de hacer mansplaining, pero yo le reconozco el mérito de plantear ese 10+8=18 con cierta agilidad. No sé yo si le valdrá para ligar con Jane Eyre, porque voy por la mitad del libro
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