Es claro que si yo hubiese puesto la mitad
del interés que puse en el fútbol en la química o las matemáticas, otro gallo
me hubiera cantado, pero no fue así. A mí lo que exaltaba era el fútbol y ávido
de darle una categoría científica, inventé la primera teoría, que formulé con
terminología de ley en 1932: el equipo que después de perder en casa visita a
otro que viene de ganar fuera, si no se alza con el triunfo sumará al menos uno
de los dos puntos en litigio. Consideraba esta ley fruto de la observación,
como todas la grandes leyes científicas que rigen la vida y el universo, y me
jactaba de ella. El fútbol era una cosa muy seria puesto que admitía su
vertebración en leyes. Y como esta formulación encerraba buenas parte de
verdad, en el colegio me dio nombradía y, diez años más tarde, el cronista
deportivo de El Norte de Castilla, al hacer los pronósticos del sábado
mencionaba la ley Delibes como un físico menconaría a Newton al hablar de la
gravitación universal.(Mi vida al aire libre, Miguel Delibes)
- Te apasionaba la política.
- Bien aplicado el pasado. Ahora prefiero
el fútbol. Me parece más lógico matarse por un gol de más o menos metido, según
las reglas establecidas, por nosotros al Zaragoza. En cambio, las teorías
políticas carecen de fundamento, igual que la física, las matemáticas o la
medicina. Soy del Sevilla. (La gallina ciega, Max Aub)
Cualquier
intento de introducir algún tipo de orden científico en el fútbol responde en
realidad a la más pura superstición. Yo veo los partidos del Sevilla con varios
rituales que creo que ayudan a mi equipo a ganar, Si el Sevilla ataca de
izquierda a derecha yo cruzo la pierna izquierda sobre la derecha. Si el
resultado es digno estoy con los brazos cruzados, y si hay que remontar
entrelazo mis manos en la nuca. Cuando fumaba tenía que encender el cigarro
cuando el Sevilla tenía el balón, lo que me obligaba a encenderlo rápidamente, pues en aquella época nos duraba muy poco la posesión del balón.
Si no veo el partido y me quiero informar de cómo va, el orden de más a menos gafe fuente de información es el siguiente: teletexto, Twitter, radio y Facebook
Si esto hago yo,
que soy profesor de Física y Química y tengo cuarenta años, ¿qué no hará otra
gente?
Otro campo
donde se intenta crear modelos que anticipen los resultados es en las
inversiones en Bolsa, como se reflejaba en la película Pi, fe en el caos
La afición tanto activa como pasiva al futbol desmonta la teoría de que hombres y mujeres tienen los mismos gustos y que solo es cuestión de educación la inclinación a uno u otro. En mi barrio hay un magnífico club con gimnasio y diversas pistas deportivas donde además de los adultos ,niños y niñas juegan al padel,pero solo hay escuela de futbol de niños y nunca hubo un equipo de niñas ni se mezclaron en el equipo.Hay grupos de gimnasia y de pilates con personal casi exclusivamente femenino y entrado en años y en carnes, y sólo esporádicamente y de forma desgarbada y aprensiva se integra algún hombre que ya no está capacitado para el futbol.
ResponderEliminarYo no soy capaz, después de haber visto muchos partidos por la tele, de entender las reglas del juego y por más que miro no sé si es fuera de juego y si el que corre despepitado va por la banda o es el árbitro; por fortuna las equipaciones me ayudan a distinguir quienes son los nuestros, pero con mis cortos alcances también he descubierto una regla menos científica que la de Delibes pero eficaz, a saber "la pelotica siempre p'alante "
Billy Bean intentó aplicar modelos matemáticos al una deporte tan poco practicado por aquí como es el Base Ball. Y ganó. Algunos pensamos que el actual (y cansado) director deportivo del Sevilla aprendió la lección y la aplica al fútbol (con éxito también. )
ResponderEliminarDear woman
ResponderEliminarEfectivamente, tengo entendido que la primera causa de divorcio en España es cuando el marido intenta explicar a la mujer qué es el fuera de juego.
See you later
Yo también pensé en Monchi cuando vi Moneyball. Pero aun así, el tío era muy supersticioso, y tenía como norma no ver los partidos de su equipo; ambos, Billy Bean y Monchi, parten de la misma premisa: cómo conseguir hacer frente a los poderosos con menos dinero.
ResponderEliminarSaludos cordiales, anónimo del 22 de diciembre
Yo me acuerdo de aquellos que están persuadidos de que si asisten al partido o lo ven por la tele, su equipo va a perder invariablemente. Y me pregunto si su autoestima les presenta a sí mismos así de cenizos o, por el contrario, les dota de la ilusión de poseer un poder tan sobrecogedor
ResponderEliminarEs verdad, Pedro. Yo creo que el sistema admite tantas variables que en seguida el supersticioso introduce cambios en la indumentaria por ejemplo.
ResponderEliminarUn sitio donde se explican muy bien estas locuras es en el libro "Yonkis y gitanos" de José Lobo. Allí se indica que los gafes se descubre por ensayo y error, y que es responsabilidad del buen aficionado supersticioso, si encuentra un talismán muy bueno, no gastarlo en partidos intrascendentes y reservarlo para las finales por ejemplo
Sañudos cordiales