lunes, 16 de mayo de 2022

EL REINO (JO NESBO), QUÉ FUE DE LOS MULVANEY (JOYCE CAROL OATES) Y LA BELLEZA

 —Simetría —dijo por fin—. El número áureo. Formas que imitan la naturaleza. Colores complementarios. Tonos armónicos.

Asentí, aliviado porque la conversación fluyera de nuevo, pero sabía que estaría mucho tiempo flagelándome por ese desliz.

—O, como en el caso de la arquitectura, donde las formas son funcionales —prosiguió—. Que es lo mismo que decir que imitan a la naturaleza. Las celdas hexagonales de los panales. Las presas de los castores que regulan los niveles de agua. La red de túneles de los zorros. Los nidos en agujeros en los troncos que abren los pájaros carpinteros y alojan a otras aves. Nada de ello ha sido construido para ser bello, pero lo es de todas formas. Una casa en la que se vive bien es hermosa. En el fondo es muy sencillo.

La simetría, que es un concepto geométrico, es fundamental para definir lo bello. La belleza sería por tanto algo objetivo, ajeno y superior al ser humano, como lo son a su manera las matemáticas puras, esto parece desprenderse del anterior texto de Jo Nesbo. Todos los intentos en música, pintura, arquitectura… de romper esta armonía no pueden evitar el aire de gamberrada infantil. No solo la famosa proporción áurea que se comenta en el texto participa de esta belleza, existe en la Alhambra otra proporción, que algunas llaman árabe, presenta en casi todos los rectángulos de dicho monumento.

O a lo mejor es todo lo contrario, quién sabe, y la belleza es la cualidad más impregnada de subjetividad y de prejuicios, como se indica en este fragmento de Qué fue de los Mulvaney, de Joyce Carol Oates:

Desde luego, sabía que la «belleza» no existe. A la sazón no lo sabía, pero ahora sí. La belleza es una cuestión de perspectiva, subjetividad. Prejuicios culturales. Se precisa un ojo humano, un cerebro humano, un vocabulario humano. En la naturaleza, no hay nada.

Aun así, la belleza proporciona consuelo. ¿Quién sabe por qué?

6 comentarios:

  1. Con los dos textos estoy de acuerdo: la belleza que se presenta gratuitamente en las cosas más diversas, por la armonía,la rotundidad o un "nescioquid" y que todo afán por romper deviene algo infantilmente transgresor ,pues mucho mejor es dejar de tocar que así es la rosa.
    En el otro texto viene a decir que el mundo, luego la belleza inherente, solo existe si hay ojo que la ve y palabra que la diga y alguien que lo oiga.
    Peo a mi no me gusta hablar de belleza que me suena siempre a revista de modas, prefiero decir gracia, y más si no se puede aguantar.
    Y sigue saliendo una raya azul que no te deja ver la ultima línea

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  3. La verdad es que los dos textos me parecen bien también a mí. Eso que dices del canon, Manuel, es interesante, pero también los cánones fluctúan a veces. Y todavía no hemos hablado de la belleza de un libro, de una película... ahí la cosa se complica aún más
    Saludos cordiales

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  5. Cuando en las tertulias unos y otros hemos citado a Rubens o Boticelli como testimonios de los cánones de belleza de ese momento histórico, parece que pasamos por alto que también Romero de Torres o Modigliani trazan las líneas que delimitan la belleza de las mujeres de sus tiempos. Y es que el sujeto de este debate es de una enorme complejidad. Las medidas aéreas tal vez no sean otra cosa que una convención utilizada, eso sí sin descanso por los arquitectos, cineastas y pintores. El empeño que realizamos cuando deseamos expresarnos con justicia y mesura; la intervención en la que mediamos para calmar a los que disputan o el medido cuidado que ponemos hasta que dejamos bien acicalado a nuestro pequeño, podrían tener mucho que ver con las proporciones que muestra la Naturaleza ante nuestros sentidos y de la que ya dio buena cuenta Fibonacci. Es una búsqueda milenaria de aquello que no se halla en ningún extremo, sino en equilibrio. Y en desequilibrio seguimos porque no sabemos cubrir bien los ojos de Némesis.

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  6. Estimado Pedro
    No se me ocurre mejor colofón y corolario a la dicotomía irresoluble que plantean los dos textos. Entre tanto, disfrutemos de la belleza, sea lo que sea, de su apreciación
    Saludos cordiales

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