lunes, 24 de octubre de 2016

SOLAR (IAN MCEWAN) Y LA MECÁNICA CUÁNTICA COMO FILOSOFÍA ORIENTAL

Mecánica cuántica. Qué depósito, qué vertedero era de aspiraciones humanas, la línea fronteriza donde el rigor matemático derrotaba al sentido común, y la razón y la fantasía se mezclaban irracionalmente. Aquí podían encontrar lo que necesitaban los que tenían inclinaciones místicas, y pretender que la ciencia era la prueba. Y para esos hombres ingeniosos en su tiempo libre, qué música más fantasmal y hermosa deben ser- ‘asimetría espectral, resonancias, entrelazamiento, osciladores cuánticos armónicos’- los cautivadores aires antiguos, la armonía de las esferas que podían transformar un muro de plomo en oro, y crear el motor que funciona prácticamente con nada, con partículas virtuales, que no causaban daño y proporcionaban energía a las empresas humanas, además de ahorrarla



¿Quién tiene la culpa de que los charlatanes se hayan apropiado del término cuántico?  Los extremos se atraen, se suele decir, y también se tocan los extremos, cerrando el círculo, claro. El físico-matemático más rancio, con sus gafas y su calculadora en el bolsillo de su camisa de cuadros comparte la nomenclatura 'cuántica' con el calvo con coleta y pantalón blanco y flojito, que habla de la armonía del Universo y dice yuyuyuyuyu, como Carlos Jesús.
Son demasiado difíciles las matemáticas, el texto lo dice bien, derrotan al sentido común; más adelante también se hace la siguiente pregunta sobre la Mecánica cuántica: ¿es una descripción del mundo real o es simplemente un sistema que casualmente funciona?
Bien me gustaría a mí que, como leí anoche en un libro, no hubiera deslealtad y ninguna contradicción deslindara lo cotidiano de lo insólito

7 comentarios:

  1. ¡Cuantos conceptos y palabrerío son vertedero de las aspiraciones humanas como el caso de la mecánica quántica y sus opuestos forofos!
    Una cosa tan seria como la mecánica quántica nos produce mucho respeto a los nativos del candil, no tanto a veces los fingidores de ella, pero mira por donde cierto personal de pantalón-fondillo-rodillero y con el aura concretizada en arito le encuentra un punto.
    En Soumission de Michel Houellebecq he leído esto que algo tendrá que ver en mi pobre conceto:"El argumento de Dios relojero, que Voltaire juzgaba irrefutable, ha quedado tan fuerte como en el siglo XVIII, incluso ha ganado en pertinencia a medida que la ciencia tejía lazos cada vez más estrechos entre la astrofísica y la mecánica de partículas"
    Volviendo a la filosofía práctica que tan poco gusta a los filósofos, recuerdo el soneto de Cervantes en el prólogo del Quijote en el que dialogan Babieca y Rocinante


    " -Metafisico estáis- Es que no como-"

    Yo espero que mi querido bloguero haya comido en condiciones

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  2. Dear woman
    Si el asunto es oscuro es nido de charlatanes; si el asunto es claro, los charlatanes primero lo oscurecen y después se apropian de él. Esto vale tanto para la pedagogía como para la cocina.
    El texto de Houllebecq es muy interesante, me parece que fue Leibniz (ese google gueno) el autor de dicho argumento, pues en Satin Island, de Tom McCarthy se dice que Leibniz fue el último hombre capaz de aglutinar todo el saber de su época, que a partir de entonces todo se complicó y especializó tanto que es imposible estar al tanto de todo. Éste es el texto que anoté:
    "¿Quién fue la última persona, preguntaba, en disfrutar de un dominio completo de la actividad intelectual de su época? Me refiero al último ‘individuo’. Fue, respondía, Leibniz. Éste estaba al tanto de todo: física y química, geología, filosofía, matemáticas, ingeniería, medicina, teología, estética. También política. Es decir, el tipo estaba ‘puesto’ en todo ello. Como una unión universal del gigantesco cubo de Rubik de la cultura, el hombre era capaz de hermanarlo todo, hacer que las artes y las ciencias bailasen la misma canción. Murió hace trescientos años. Desde Leibniz (continuaba Pegman), las disciplinas han vuelto a separarse. Ahora son capítulos completamente distintos: cada uno en su propia caseta, aislado de los demás. Nuestra era, quizá más que cualquier otra, parece clamar por un solo intelecto, una unión universal que vuelva a reunirlo todo de nuevo; parece exigir, en otras palabras, un Leibniz. Sin embargo, no habrá ningún Leibniz 2.0. Lo que sí habrá será un incesante conjunto de migraciones: parcelas de conocimiento en continuo viaje de un campo a otro, experimentando mutaciones en el proceso"
    Satin Island, Tom McCarthy, pág 62

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  3. Para alguien de vocación y de formación académica de lo que en mis tiempos se llamaba "letras puras" (véase: latín, griego, literatura, historia e historia del arte), y cuyas escasas dudas al respecto fueron resueltas de un plumazo por las matemáticas y la física (no así la química, que no se dio mal y hasta me gustaba), lo de física cuántica lo interpreta indefectiblemente como que Dios juega a los dados. No se le puede pedir otra cosa a quien nunca entendió aquello de "si el límite tiende a infinito". Ni su practicidad. Más atractiva resulta, por contra, esa cosa romántica implícita en la armonía de las esferas, o en la cuestión paradójicamente matemática de la proporción aúrea que, parece ser, todo lo impregna. Un saludo.

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  4. Sería el fin de todo deslindar lo cotidiano de lo insólito, perderíamos nuestra capacidad más humana, la capacidad de asombro.

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  5. Así es José Luis, los profesores quizá hemos abusado de bellas metáforas con el afán de hacer algo más atractivo, no soportando quizá la idea de que algo sea feo sin más.
    Cierto Manuel, si se deslindara totalmente estaría la cola del INEM llena de poetas y científicos.
    Buen puente

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  6. No parece que esta elección por la charlatanería vertida esta vez sobre el gato que está a la vez vivo y muerto destaque de las que ya se imponen por doquier y desde hace ya tanto tiempo. Se podría hablar entonces de ese desenfrenado acomodamiento de los hombres y mujeres del mundo desarrollado, de la crónica molicie que adormece sin tregua el buen humor y la mejor voluntad de los ciudadanos bien cuidados de este siglo. No podemos olvidar que muchos periodistas andan apostados, dispuestos a no dejar escapar sus salarios y presentarnos de esa manera el último mix de todas las ciencias en media hora. En algún sitio leí que Sócrates decidió poner en el mercado de las ideas, las dudas y las reflexiones, y no reservarlas para unos cuantos elegidos. En cualquier caso, algunos buenos científicos con capacidad de divulgación podrían empezar ya a seducir a personas que verdaderamente sienten inquietud sobre esa parte del conocimiento, pero que adolecen de dentadura para masticar f´rmulas. Creo que lo hizo muy bien Carl Sagan. Y más cerca lo sigue haciendo muy bien Pedro José Cascajosa Arroyo desde la Universidad de Galicia. Hay muchos otros...

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  7. Estimado Pedro:
    Me ha gustado lo de la crónica molicie que adormece sin tregua el buen humor, bellísima expresión aunque destile un pesimismo que no comparto.
    Tomo nota de Pedro José Cascajosa, cuya existencia ignoraba totalmente. Un libro de divulgación científica que siempre me ha gustado es "Una breve historia de casi todo" de Bill Bryson.
    Ya no recuerdo bien si fue Muñoz Leyva en "De Arquímedes a Einstein"(libro también recomendable) o Stephen Hawkins en Una historia del tiempo quien dijo que su editor no solo le tenía prohibido poner fórmulas en los libros de divulgación, sino que incluso le cuantificó cuánto lectores se perdían por cada fórmula que apareciese.
    El problema con la Mecánica cuántica es que son poquísimos los estómagos capaces de digerir las formulacas.
    Con respecto a los periodistas, ya hemos hablado alguna vez sobre la necesaria especialización y si esto se trabaja adecuadamente en las facultades de periodismo; yo, por ejemplo, me creo capaz, imprudentemente, de hacer las crónicas de los partidos del Sevilla F.C, y sería un trabajo que me haría feliz. Desde aquí me postulo para cualquier medio, podría empezar por ejemplo por cubrir los partidos que el Sevilla juega en Madrid, que me pilla a mano.
    Saludos cordiales

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