En realidad yo no sé nada, solo soy un enfermero, hablo de oídas, pero según parece, según he escuchado a los especialistas, parece que el yodo 131, que es el que se aloja en la tiroides, se desintegra en cuestión de días. Sin embargo, después están el estroncio 90 y el cesio nosecuántos, que tardan décadas en desaparecer. Y por lo visto, lo peor es el plutonio doscientos no sé qué, que necesita veinticuatro mil años.
Pero ¿de qué me está usted hablando?
También dijeron que el uranio tarda mil millones de años, aunque, por lo que se ve, el torio necesita quince mil
¿Quince mil? ¿Quince mil qué?
Quince mil millones de años
Pero ¿cómo que quince mil millones?
Le hablo de oídas, señor, pero los rumores siempre ocultan verdades
En Física nuclear se utiliza el concepto de periodo de semidesintegración, o semivida, que es el tiempo en el que una muestra de núcleos radiactivos se reduce a la mitad. Es el mayor problema que presentan las centrales nucleares, dónde guardar esos residuos que siguen emitiendo por mucho tiempo. Hay una legislación muy estricta para decidir el terreno apto para enterrar esos residuos, fuera de corrientes subterráneas de agua, en terrenos de gran estabilidad sísmica… El enfermero del texto habla de oídas, pero no dice ningún gran disparate.
La ley de la desintegración radiactiva es una ley estadística que puede aplicarse a todos los núcleos, independientemente de que se trate de yodo que del uranio, que el Carobono-14, que sería el otro gran isótopo famoso que se utiliza para datar restos fósiles
Este enfermero es prudente y respetuoso con la ciencia, y se limita a transmitir sus saberes con admiración.
ResponderEliminarAhora mismo, con los calores a tope, la sequia, los plásticos por mares y ríos, el covid, qué mas da ya los años de semidesintegración del cesio.
Más o menos se dirían eso los dinosaurios que habían oído rumores, como el enfermero
Un comentario muy pesimista, con tanto calor, lo cierto es que ahora se echa un misto y se va todo al carajo
ResponderEliminarOtro indicador del poderío de los media o la prensa sin más. Antes de que fueran populares todos los elementos expuestos por el enfermero en cuestión, quién no se atrevía a disertar sobre el sorprendente carbono-14. Aquello no dejaba de ser la incursión de algún 'plumillas' con afán de notoriedad en el mundo delo taumatúrgico, no ya de la arqueología o la paleontología. Me cuesta admitir que un puñado de redactores logren que millones de personas en un plazo de dos semanas repitan cada día aquello de 'ha venido para quedarse' o tal cosa 'es un referente'. Son un mínimo ejemplo de este lenguaje sumamente empobrecido que van dejando estos ilustrados y que no precisarán en un futuro lejano del carbono 14 para datar el comienzo y posterior ocaso de este tesoro irrepetible que es lengua.
ResponderEliminarEstimado Pedro
EliminarEs cierto, son razones misteriosas las que hacen que unas expresiones caigan en gracia y gusten al personal, que las usa con mucha satisfacción. También a veces, los críticos las señalamos y subrayamos, nos 'hacemos eco', por decirlo como ellos y las 'empoderamos' aún más.
Hay que andarse con mucho cuidado, porque la tendencia es dejarse caer en los brazos de estas expresiones tan satisfactorias.
Hay un libro que no habla exactamente de esto pero que me gustó mucho: Estilo rico, estilo pobre, de Luis Magryná, alerta de todos los topicazos que puede uno cometer al escribir, sería recomendable para periodistas
Un saludo cordial