lunes, 21 de enero de 2013

DIARIO (KATHERINE MANSFIELD) Y EL ÁCIDO CARBÓNICO

Como lector de diarios me encanta leer cosas como éstas que escribe Katherine Mansfield en el suyo:
- 30 de Septiembre. Espero que esta pluma escriba bien. Sí, va bien
- Acontecimiento extraordinario. Zapatos que no habían nunca rechinado, empiezan ahora a rechinar
Y yo mismo escribí el otro día en el mío cuánto me costaron tres kilos de naranjas, con la idea de que un antropólogo de Oklahoma que esté haciendo sus tesis en el año 2452, sobre el precio de la fruta en la España de principios del siglo XXI pueda trabajar a gusto, consultando el dato en el libro de la biblioteca.
Pero vamos a lo que nos ocupa, a la ciencia, en 1922 escribió:

El agua de Saint Galmier se sustituye aquí por la de Montreux, que está saturada de ácido carbónico, según dice la etiqueta. Sin embargo, mi libro de fisiología decía que el ácido carbónico era un veneno mortal que exhalábamos, y que sólo en casos desesperados absorbíamos. Mas, según los doctores Bitter, Spingel y Knechtli da resultados maravillosos para el mal de piedra y hace volver el agua espumosa como el champagne. Estos son los Misterios Menores…



El ácido carbónico es una farsa, el autor de este blog sostiene que Katherine Mansfield (o bien su traductora Ester de Andreis) confunde ácido carbónico con anhídrido carbónico o dióxido de carbono. En presencia de agua pienso que prácticamente no existe, se descompone dando dióxido de carbono, que es el responsable de las burbujitas. Me gusta cómo Katherine Mansfield consulta hipocondríaca su libro de fisiología, el equivalente de la época a Google y Wikipedia. Y cuando dice que es venenoso pienso que ahora la confusión es con el monóxido de carbono

lunes, 7 de enero de 2013

LA VOLUNTAD (AZORÍN) Y LA ENTROPÍA

¡Esta vida es una cosa absurda!¿Cuál es la causa final de la vida? No lo sabemos: unos hombres vienen después de otros hombres sobre un pedazo de materia que se llama mundo. Luego el mundo se hace inhabitable y los hombres perecen; más tarde los átomos se combinan de otra manera y dan nacimiento a un mundo flamante. Y, ¿así hasta lo infinito? Parece ser que no; un físico alemán- porque los alemanes son los que saben estas cosas- opina que la materia perderá al fin su energía potencial y quedará inservible para nuevas transmutaciones. ¡Digno remate! ¡Espectáculo sorprendente! La materia gastada de tanta muchedumbre de mundos, permanecerá- ¿dónde?- eternamente como un inmenso montón de escombros… Y esta hipótesis- digna de ser axioma- que se llama la entropía del universo, al fin es un consuelo; es la promesa, un poco larga ¡ay!, del reposo de todo, de la muerte de todo

Ya sabemos que una imprecisión científica no resta valor artístico a ninguna obra, y que el objetivo de estos textos no es atrapar el gazapo, pero me parece que el físico al que hace referencia Azorín es Boltzmann, que no era alemán sino austriaco.A no ser que se refiera a Rudolf Clausius, que técnicamente tampoco era alemán Cierto también que la entropía era un concepto relativamente nuevo en la época en que se publicó esta novela, a la manera que cuentan que los molinos llevaban poco tiempo en España en la época del Quijote y que a un coetáneo suyo fácilmente le llamarían la atención, de tal forma que no era tanta la locura  confundirlos con gigantes

No es habitual en estas entradas que parezcan dos textos citados pero hoy hay bonus track; cuando aparece la palabra entropía en la novela por primera vez, el editor E.Inman Fox inserta la siguiente nota al pie explicando:

Una teoría de índole evolucionista muy popular entre algunos hacia fines del siglo XIX, que sostenía que, por pérdida de energía física, el universo marchaba hacia el desorden y la detrucción