—Unos
diez años.
—Y
dice que se pasó allí ocho; o sea que tiene usted dieciocho años.
Asentí.
—Ya
ve usted lo útil que resulta la aritmética —prosiguió—. Sin su
ayuda, a mí me
habría sido difícil calcular su edad. Es un asunto arduo cuando los
rasgos y la expresión del semblante están tan atenidos a mudanza
como en su caso
Ahí está el tío. Nada por aquí, nada por allá y deduzco tu edad. Ahora al señor Rochester se le acusaría de señoro o de hacer mansplaining, pero yo le reconozco el mérito de plantear ese 10+8=18 con cierta agilidad. No sé yo si le valdrá para ligar con Jane Eyre, porque voy por la mitad del libro
Imagino a la pobre Jane, mucho más lista que Mr. Rochester, pensando: "¡Brillante!. Este tipo es un zoquete petulante".
ResponderEliminarLe felicito M. Partre por los magníficos colaboradores que ahora ilustran sus comentarios.
Con todo afecto,
Estimado Capt. Flint
ResponderEliminarEse es uno de los encantos de estas novelas decimonónicas escrtitas por mujeres, unos personajes masculinos coñazos de los que se cachindean, estoy pensando ahora en Middlemarch, por ejemplo
Gracias por las felicitaciones, me costó convencerlos al estudio de ilustradores, pero estoy muy satisfecho del empaque que le están dando al blog
Saludos cordiales
Estas Misses de la campiña inglesa se defendían como podían de su situación, o tiraban para institutrices sino había money, o tiraban de casamiento con algún vicario o capitán de los condados;como había muchos viudos por morir las mujeres tras el parto, siempre se podía tirar de alguno. Conocedoras ellas de los caminos posibles,los aprovechaban para reflexionar a través de bien hilvanado diálogos sobre la debil condición masculina ;eso sí con mucho dear y con muchas cups of tea.
ResponderEliminarHace tiempo que estamos sin cantarulla y hoy va la de la Tani que mi Tani y sus problemas de aritmética
...
Gitana más buena no ha habío ni habrá
que corre en sus venas la sangre real
Una y una dos...dos y una tres
no sale la cuenta porque falta un churumbel
Así es, Woman. Los vicarios viudos y siesos solían encontrar mozas jóvenes para las segundas y terceras nupcias, porque una particularidad de los hombres coñazos es que suelen ser muy longevos.
ResponderEliminarLos vicarios coñazos además no sufren, porque dentro de su caraja no conciben la posibilidad de que la señora esté harta de ellos o que miren con interés a algún empleado o pariente lejano jovencito y con más gracia.
En fin que los tios siesos decimonónicos ya pagaron el precio de verse retratado por las Austen, brontës y Eliots
Vengaaaaaaaaaaaaaa