Después compartieron su custodia, así que Abbott pasaba dos semanas en cada casa. Los traslados se llevaban a cabo en domingo, a media o a última hora de la tarde. Y se producían, como si aquello fuera un modelo geocéntrico del firmamento, movimientos dentro del movimiento: su madre, con la que vivía la mitad del tiempo, se mudó seis veces a lo largo de los ocho años del acuerdo de custodia. Una de las consecuencias de esa niñez ptolemaica fue que de muy pequeño a Abbott empezó a obsesionarlo el equipaje
Esta es una de las comparaciones más finas que han aparecido por aquí. El sistema geocéntrico, a través de Ptolomeo , fue añadiendo, como dice el texto, movimientos dentro del movimiento para justificar su validez. Epiciclos y deferentes que complicaban el esquema pero que conseguían colocar la Tierra en el centro, igual que estos padres giraban y se mudaban pero seguían orbitando en torno a su hijo. Este es un libro bello y divertido sobre la paternidad en el que se dicen cosas como: Los maridos no sirven para nada (afirmación con la que estoy en completo desacuerdo) o algunas perlas sobre la institución del matrimonio: Esa es una de las cosas que hacen los casados, devastar un santuario para provocar a la persona amada
Y la criatura, anillico anexo al planeta parental ,recogía sus avíos y hacía lo que podía para dejar bien las teorías ptoleméicas: la casa ,la cueva, la pintura de bisontes , el reducto del nomadismo que en estos Abbots cada vez más frecuentes, pasa a ser doble.
ResponderEliminarHay mucha literatura actual sobre la maternidad llenándola con mil matices y recovecos , así que bien está que este pobre señor cuente la crianza de su chiquilla, explicando su tesis de que los hombres también son capaces de enterarse de lo que vale un peine
Así es, estudiemos la paternidad. Hay muchos padres más implicados de lo que quisieran, que añoran los tiempos en los que el permiso de paternidad era ridículo o inexistente. Yo observo ahora algunos jóvenes que llevan el carrito con una mano, como si no fuera con ellos, viviendo la paternidad de soslayo.
ResponderEliminarAndo yo ahora leyendo un libro curioso, La bendición, de Nancy Mitford en el que aparece un curioso padre también
Saludos cordiales