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Estoy mareada. Tengo el mal de la autopista. No se debe a la
distancia, no, son las autopistas, los peajes, la velocidad, el
tiempo y el hecho de que no puedes tomar ninguna decisión. Es como
ser...- Piensa un momento-. Es como ser un fotón. No puedes decidir
adónde vas.
Hugo
se encoge de hombros y mantiene la vista en la calzada
La primera vez que leí este texto también me encogí de hombros, como Hugo, ante semejante pedantería. Pero luego he visto que es un buen ejemplo, el fotón va también por carriles de los que no es fácil salir. También valdría un planeta moviéndose por el espacio. Uno va hacia delante sin ser consciente, igual que hemos acabado este 2018 aquí mismo.
En cualquier caso el mal de la autopista es preferible al mal de la autopsia, que ya no tiene remedio