Cuando un cuerpo, para ser elevado a un determinado nivel de temperatura, tiene mayor necesidad que otro cuerpo de recibir calor procedente de fuera, decimos que posee una superior capacidad de calor. Por ejemplo, el aceite de linaza tiene la mitad de capacidad que el agua. Para llevar una libra de agua a 60 grados Réamur, se requiere tanto calor como para derretir una libra de hielo, con lo que el calor queda latente. En cambio, el ACEITE DE LINAZA es llevado a 60 grados con la mitad de calor aportado, pero, al entregar de nuevo ese calor y descender a 0, solo puede derretir media libra de hielo.
Pues poco puedo comentar de este texto de Schopenhauer, creo que lo explica bien, aunque en la parte final no sé si se hace un lío o yo pierdo el hilo, además que lo de calor que queda latente me induce a error por el concepto de calor latente, pero por lo demás, muy bien ArthuR.
Añado que yo no tenía ni idea de la escala Réamur y que este texto lo encontré a modo de cita introductoria de otro libro: "El joven vendedor y el estilo de vida fluido", de Fernando San Basilio.
Espero que ese Fernando no tenga parentesco alguno con la gran Paloma, que en estas fechas anda dando conciertos de despedida y nos dejará sin su calor...Por otro lado, debo tener gran capacidad de calor pues siempre voy necesitado de calor humano y el vapor curativo de ciertos vahos....
ResponderEliminar¡Cuánto sabe Shopenhauer (o Skopenhauer, como decía un conocido mío)! Sin embargo, llevado por el entusiasmo de los procesos de calor del aceite de linaza, no se detiene en analizar otros usos del aceite, tal y como el de cuidado de la madera, a cuya conservación y restauración contribuye. Yo tengo unido el olor (el aroma, dicen otros) del aceite de linaza a la limpieza de muebles y maderas en las vísperas de fiestas, costumbre de entonces de tenerlo todo muy limpio y presentable para los días señalados. Tampoco menciona Sh. el uso medicial, ahora muy frecuente, del aceite prestigioso. Yo me cuento entre los que, habiéndolo visto siempre como sustancia limpiadora de maderas y seres inanimados, tienen escrúpulos para ingerirlo en uso medicinal Ignorancia y prejuicios por mi parte.
ResponderEliminarFeliz año nuevo a todos y atentos saludos
Creo Dixon que efectivamente Fernando y Paloma San Basilio (que cada día se parece más a Michael Jackson) no son parientes. Y no sea usted tan picarón, que este es un blog serio ome!
ResponderEliminarUn abrazo
Estimado Basin,
ResponderEliminarSchopenhauer tiene nombre de centrocampista alemán, pero si se pronuncia como su amigo suena a la capital de Portugal. Recuerdo perfectamente que en un partido de fútbol estuve hablando de Shopenhauer con un rival durante el tiempo en el que re recuperaba una pelota embarcada, aplicando la ley de la botella:el que la tira va por ella.
Y con respecto al aceite de linaza, reconozco que desconocía su existencia; en materia de aceites soy muy partidario de uno que se hace por la zona de Osuna y Estepa, que queda muy bien aplicado en una tostada con jamón.
Un saludo
De rebus ferventibus
EliminarEn la vida se tiene siempre la posibilidad de sentarse al lado de algún ameno familiar o conocido que nos ponga al día sobre la ebullición del aceite de linaza o la composición del hormigón pues como se decía en aquellas enciclopedias donde estudiaba El buen Juanito, "el saber no ocupa lugar ".
Antaño el huevo o las humildes sardinas de tonel se servían fritas en abundante aceite que se mojaba a placer ; hogaño este aceite es repudiado por mor de la invasivamente previsora medicina .
Una tercera cosa capaz de hervir ( a la que también la medicina intenta desvirtuar) es la sangre de determinadas personas ante desmanes diversos, lo que no ocurre a los llamados calzonazos o aquellos a los que por faltarle un hervor no tienen ese don y su calor latente no da para más.
Pero bueno a woman, qué repasito ha dado al bestiario osciológico-familiar, desde el cuñado plasta (más pesado que un cuñado comunity manger, escribía hace poco sevillano profundo) hasta el calzonazos huevón, pasando por la falta de hervores, todo ello al calor del aceite de linaza, sí señor.
ResponderEliminarUn saludo
Adivinanza de vez en cuando
ResponderEliminar(fetivamente la autora es Donna Leon, que aun viviendo en Venecia no escribe en italiano sino en inglés. Muerte en la Fenice es la obra que trata del asesinato de un famoso cantante de ópera y que el comisario Brunnetti aclara . Complimenti a don Dixon )
1.-
Puesto que se habla de aceite, esta es la pista para el origen del autor.
2.-
Sobre el título de la novela, aún no pareciéndose a Proust algo tiene que ver .
3.-
Generalmente son dos pero en la rareza estaba su virtud.
Me suena a Muñoz Molina, pero hacen falta más pistas, ni el dixon Steele más inspirado lo adivina.
ResponderEliminarBien pensado lo de Muñoz Molina. De esa tierra viene a ser y de esa quinta y de la enseñanza los dos.
ResponderEliminarSobre Proust hay que pensar en la famosa recherche, que en este caso buscaba a un demediado animal al que un ponderado cantante cantaba que tenía botines y no iba descalzo
Novela:"En busca del Unicornio"
ResponderEliminarAutor:Juán Eslava Galán...nacido en Arjona (Jaén)
me impresiona este sr. Dixon que no falla una adivinanza; qué barbaridad, ¡cuánto sabe!
ResponderEliminarPues tiene usted razón, Cirilo
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