lunes, 19 de octubre de 2020

EL TERCER POLICÍA (FLANN O´BRIEN) Y LA LENTITUD DE LOS ESPEJOS

 Cuando un hombre se sitúa ante un espejo y ve su imagen reflejada, lo que ve no es una auténtica reproducción de sí mismo, sino una imagen de él cuando era más joven. La explicación de De Selby a este fenómeno es bastante sencilla. La luz, como De Selby señala con meridiano acierto, tiene una velocidad de desplazamiento determinada y finita. Así pues, antes de que pueda decirse que ha tenido lugar el reflejo de cualquier objeto en un espejo, es necesario que los rayos de luz se dirijan primero al objeto para que, de este modo, impacten contra el espejo y así este los devuelva de nuevo contra el objeto; contra los ojos del hombre, por ejemplo. En consecuencia, existe un apreciable y calculable intervalo de tiempo entre el instante en que un hombre mira su propio rostro en un espejo y el registro de la imagen reflejada en sus ojos

Curiosa argumentación la de este texto, sobre todo de un fenómeno que yo siempre he experimentado a la inversa: me veo más viejo en los espejos. Alguien dijo que uno no debe mirarse en los espejos de los ascensores ni siquiera con 20 años, y tiene razón.

En cuanto al texto de O´Brien, es una versión exagerada de la paradoja de los gemelos de Einstein, en la que no hace falta ni que haya dos hermanos. Como es sabido, las exageraciones son a veces las más precisas de las mentiras

2 comentarios:

  1. Hay dos razones para no mirarse en un espejo:La desconcertante tarea,según el autor, que le damos a los rayos de luz chocando e impactando hasta lograr su objetivo. Y la otra razón, el desasosiego del mirante cuando se ve, bien voluntariamente para acondicionarse ,bien porque los espejos le asaltan en ascensores, escaparates y centros comerciales. Ante el asalto no queda otra que mirar a ese otro que nos mira, sin sonreirle, sin querer ser ese pero percatándonos que nos es familiar y aun no siendo nosotros, así más o menos nos ve el mundo.
    De ahí,el sentido reconocimiento antropológico de aquella mujer que con su marido visitaba el Corte Inglés provisto de amplios espejos
    "Mira ,Frasquito, aquellos dos parecen del pueblo"

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  2. Los espejos de El Corte Inglés son muy traicioneros, en uno de ellos de los probadores de múltiples perspectivas y luces cenitales descubría que me estaba quedando calvo, cuando yo iba por la vida creyéndome El Puma
    Son muy raros los espejos, porque aunque cada uno de nosotros va rodando su propia película, el protagonista, el señor bajito, como decía Pepe Isbert en aquella película, nunca sale. Solo como los actores en los camerinos, para darse el último retoque antes de actura
    Vengaaaaaaaaaaaaaaaaa

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