lunes, 5 de octubre de 2020

VIAJE EN AUTOBÚS (JOSEP PLA) Y LA ETOLOGÍA DEL GORRIÓN

 Hay finalmente, unas variedades de pájaros que viven en plena libertad incluso en los momentos de la cría. El gorrión —pájaro sinvergüenza, fornicante e individualista— puede ser un ejemplo de estos descastados animales. El gorrión vive en régimen de tertulia sistemática y perpetua, y no le importan ni los vínculos de la sangre ni los sentimientos pajariles, que aunque rudimentarios no pueden dejar de existir.

Ahora entiende uno mejor el ¡Ay, gorrión! que los ejemplares machos de la especie humana usan cuando se cruzan en una situación comprometida o cuando se cuentan algún plan picantón. Quién lo diría de un pájaro de apariencia tan pacífica. La mayoría de los pájaros (¡Ay, pájaro!, también se puede decir) interrumpe el régimen de tertulia o café durante la cría, pero el gorrión aguanta también el tipo en esa situación tan crítica. En esa época se les hincha tanto el pecho que más parecen palomos que gorriones 

2 comentarios:

  1. ¡Cuánto se fijaba Pla en los animalicos! Debió pensar que el gorrión era el ser vivo independentista más alejado del estereotipo independentista pues no está apegado a su casta ni tiene sentimientos de grupo pajaril, y lleva su marcha por las tertulias arbóreas con otras especies, sean estas o no sinvergüenzas fornicadoras e individualistas y píen en su propio pío.
    Quisiera saber si se le hincha el pecho durante la crianza al gorrión o a la gorriona pues Pla no hace distingos y tal vez la gorriona mire más por las crias y cuando el gorrión salga por las ramas , la gorriona se encocore e inflame cual gallina clueca y le píe :¡Ay, gorrión!

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  2. Efcetivamente, querida Woman
    También en este libro habla mucho de las becadas. En Cinco historias del mar, del que hemos hablado ya en este blog, habla de muchos peces, siempre con la perspectiva de comérselos.
    El pájaro, cuando se va del nido, debido a la propia idiosincracia de este habitat, no puede marcharse enfadado con el consabido portazo, eso que se pierde
    Ay, los gorriones

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