Estaba de pie, frente a su auditorio, con el cuerpo ladeado y echado un poco hacia adelante, lo justo para formar un ángulo de 85 grados y medio con la línea del horizonte;—los buenos oradores, a quienes dirijo este párrafo, saben muy bien que este es el verdadero y más persuasivo ángulo de incidencia;—se puede hablar y predicar en cualquier otro ángulo;—no cabe duda;—y es algo que se hace a diario;—pero con qué efecto,——¡eso se lo dejo al mundo para que lo juzgue por sí mismo!
La indispensabilidad de
este preciso ángulo de 85 grados y medio, calculado con exactitud
matemática,——¿no nos demuestra, dicho sea de paso,——cómo las artes y las
ciencias se protegen y complementan las unas a las otras?
Es muy importante este ángulo y no abusar de él. Entre
el Moonwlaker de Michael Jackson y hacer la cobra o esquivar una bala en Matrix
hay toda una gama de situaciones intermedias. Yo quizá el de 85 grados lo veo
un poco de tío plasta que le huele el aliento, pero en cualquier caso, como
dice el texto, qué buen ejemplo de cómo artes y ciencias se amparan mutuamente
Grande es el desamparo del hablante si los sentados no son "pro", y aún siéndolo. Por ello disimula hurtando un poquito de su corporeidad al ponerse de medio lado, incluso así se le parará el verbo cuando vea que alguien de la primera fila mira sin pudor el calcetín que le asoma; pero así se forjan los oradores a los que les nace ponerse en el ángulo exacto donde se aúnan la geometría y el ars dicendi.
ResponderEliminarRecomendaciones
1. No rascarse
2.- No empezar con "bueno"
3.-No decir los y las presentes
Aprecio este fenómeno en las fotos donde las damas de postín suelen ponerse en ligero ángulo, nunca de frente total,y los caballeros menos asesorados solo levantan el cuello y unen las manos en las ingles.
En los últimos años nos conmueve en las ciudades, en medio de la bulla, un actor inmóvil y levitando. Sabemos que le mantiene suspendido una somera estructura metálica. Pues uno de esos artilugios, tan simple como una barra flexible podríamos sugerir a nuestros politicos; oculta la portarían con ese ángulo e inclinación: 85,5 grados.
ResponderEliminarBuena idea
EliminarA mí también me llaman mucho la atención esos artistas callejeros. Y para los políticos me parece una metáfora adecuada de su trabajo, la de aparentar que hacen algo excepcional, la de poner todo el empeño en la apariencia, a veces seguramente un empeño igual de costoso que el de hacer las cosas bien.
Un saludo cordial
Dear Woman
ResponderEliminarTomamos nota de sus consejos sobre oratoria. Ciertamente el ser profesor ayuda a practicar. Hace poco, con motivo de la presentación de los cuadernos Roldán en Itálica vi a una señora tocada con un sombrero dirigirse al auditorio del teatro romano, no solo a los allí presentes, sino también a los allí pasados, se dirigía aquella señora a los romanos sevillanos, a lo Silvio.
Hay caballeros, efecticvamente, que más parecen que estén en una barrera de una falta de fútbolque en unafoto
Vengaaaaaaaaaaaa