lunes, 29 de abril de 2024

EL FUTURO FUTURO (ADAM THIRLWELL) Y LA SIMBIOSIS MICORRÍZICA)

 

Lo que ocurrió entonces fue que brotaron nuevos intérpretes que comunicaban el suelo y los árboles. Aparecieron pequeños hongos en la base de cada tronco. Primero surgieron pequeños rebozuelos por todas partes, un amarillo entre la tierra negra. Bajo la tierra, las hebras de estos hongos crecían y se convertían en los pelos de las raíces, de forma que no podían separarse. Todo era un borrón y una maraña. Las hebras agrupaban pequeños mensajes de la tierra y la roca. Esos hongos eran nuevos en el bosque. Nadie los había visto antes. Los árboles alimentaban a los hongos con sus líquidos azucarados, y a cambio los hongos apartaban de los árboles todo aquello que pensaban que podía ser perjudicial para ellos, las toxinas o los metales, y cuando habían reunido elementos suficientes se transformaban en variedades cada vez más disparatadas: porcini, cepes,boletus. Todo era una forma de pensar y de comparar. Si el agua caía en un terreno demasiado alejado de los árboles, se la podía transportar hasta estos a través de los filamentos de los hongos. Era una educación, un pequeño proceso de aparente autoensamblaje, al igual que un grupo de personas podría hacerse cargo de una gasolinera abandonada para transformarla en un cine del que toda la comunidad pudiera disfrutar.

¿Qué utilidad podría darse a esta humilde colección de textos que vamos agrupando semanalmente? Me gusta fantasear que un buen sitio para ellos sería de cita introductoria de capítulos de un libro de ciencia. Así, el episodio dedicado a las interacciones biológicas o  la sección que se ocupa de la simbiosis podría estar encabezado por este texto, a la manera en que algunas novelas comienzan con una cita inspiradora.

¡Qué bien descrita la simbiosis micorrízica! Parece el texto perteneciente a El bosque animado Algún crítico ha señalado hiperbólicamente al autor como el nuevo Martin Amis y yo no estoy de acuerdo, porque Martin Amis es mucho Martin Amis

2 comentarios:

  1. Qué armonía de naturaleza y qué pobre remedo somos los humanos¡
    Y luego llegan los y las pastorcillas con la cestica a recoger gurumelos sin pensar en la urdimbre que desconectan. Como lea esto el ministro Urtasun , va a tener que legislar al respecto pues la vida es tan abundosa que no hay cómo pararla y nos para ella a traición, Ay Mare de Deu.
    Yo, en mi pobre concepto, tras luchar con una plaga de hormigas aluas con toda la quìmica permitida, sigo las interacciones biològicas que se producen al pie de mi higuera con un diente de le'on y un cardo mariano o borriquero .
    Qué buena simbíosis micozirrica ý literozirrica con tantos acertados textos; qué tino ¡

    ResponderEliminar
  2. Grasia mujé
    Es verdad, simpatizamos más con los animales grandes. Casi nadie se preocupa del sufrimiento de una gamba, por ejemplo. De hecho, en la legislación española sobre los animales de laboratorio (que es una de las más avanzadas e Europa) se insiste en que animales grandes tipo caballos, monos o perros deben utilizarse en investigación (esto es, putearlos con enfermedades) solo en casos muy justificados y que deben reutilizarse, es decir, utilizar el mismo animal una y otra vez. Entonces con los ratones hay menos reparos y con las larvas de peces por ejemplo ninguno.
    Hay dos escritores que me gustan que hacen con animales un estudio muy bueno de su comportamiento, de su sufrimiento y de lo buenos que están cuando te los comen. Son Josep Pla con las sardinas y David Foster Wallace con las langostas
    Vengaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar