lunes, 1 de julio de 2019

BODEGÓN CON PECES (JOSEP PLA) Y EL CARÁCTER INSONDABLE DE LAS SARDINAS

¿Qué sabemos de las sardinas? Nada. Los biólogos se han esforzado en desentrañar el misterio de la vida del pez azul, para fijar el medio en el que vive, y hasta el momento presente no han sabido decir una palabra clara y concreta. ¿Es un pez inmigratorio, que pasa de un paraje a otro impulsado por las corrientes, por los vientos, por los peligros del parasitismo? Existen grandes dudas sobre este hecho. ¿Es un animal que pasa intermitentemente de las aguas superficiales a los fondos abismales del mar? Es decir: el pez azul, ¿emigra verticalmente? ¿Nada de arriba a abajo o de derecha a izquierda? Parece ser, según los últimos estudios, que existen masa locales de pez azul, sedentarias, que se reproducen en los parajes que disponen de pastos convenientes, independientemente de las masa migratorias de dichos peces. El resultado es nulo: no sabemos ni un palabra


¡Cuantas dudas sobre las sardinas! El blog se sigue aferrando a la actualidad y homenajea a estos peces que llenaran los chiringuitos de nuestro país este verano. Ya dejé escrito en algún sitio que Pla hace con las sardinas en este texto algo parecido a lo que David Foster Wallace hizo con las langostas en 'Hablemos de langostas', un estudio tan profundo que transforma la experiencia de volverse a comer uno de estos animales.
Recomiendo la lectura de Cinco historias del mar (donde aparece este Bodegón con peces) a todos aquellos que, como yo hasta hace poco, tengan la imagen de Pla como un anciano venerable, porque aquí aparece como un golfo bohemio  


1 comentario:

  1. Por los mismos días que aquí apareció El señor Pla y sus sardinas, apareció un articulito de Daniel Ruiz en el Abc. Se llamaba Sardinas y hacía referencia a Pla y a muchos otros literatos. "Ante media ración de sardinas, frente a la playa de Huelva, resulta sencillo imaginar al mismísimo Homero haciendo lo propio, mientras cincela en versos la genealogía de Europa"
    En los años de la postguerra se vendían las sardinas prensadas en una cuba, por unidades y se comían tal cual o fritas en aceite. El pan que se mojaba en dicho aceite estaba delicioso, tanto por él mismo como por el hambre. Como dice Daniel en ellas está escrita nuestra historia.

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