Y
la lista de los pobres animales que habían contribuido al progreso
de la ciencia, y de los que iban a contribuir en el futuro, era
interminable. Avenzoar le sacaba los bronquios a las cabras. el mismo
Galeno dejaba sin voz a los animales seccionándoles los nervios
recurrentes. Plinio disecaba camaleones. Rufus de Éfeso destazaba
monos para estudiar su anatomía, Behring quemaba a los conejos con
tricloruro de yodo. y mientras Pavlov volvía neuróticos a los
perros jugándoles bromas con sus reflejos más sagrados y
engañándolos con luces y campanas, Bard y Mountcastle privaban a
los gatos de sus estructuras rinencefálicas, tornándolos feroces, y
Roux dejaba al descubierto el cerebro tembloroso de un perro vivo.
Block abría conejos, los hería en el corazón, los operaba del
mismo corazón, los suturaba y los dejaba vivir
Así como se dice que los poetas miran con ojos de niños, los científicos son a veces capaces de compartir con la infancia esa mezcla de curiosidad y crueldad que les lleva a hurgar con un escalpelo o con un palito, según el caso. Aún recuerdo un día que de pequeños encontramos un gorrión muerto y lo intentamos disecar, aún recuerdo el olor de aquello. Los animales siempre me han causado respeto y curiosidad y nunca he sido cruel con ellos, no sé si en esto ha influido mi educación 100% urbana. Tampoco he llegado al extremo de hacerme vegetariano, ya muertos y cocinados no me viene ningún sentimiento de compasión, depende mucho del tamaño del animal en cualquier caso porque, ¿quién puede sentir lástima de una gamba de Huelva?
Sin saber muy bien porqué, y antes de radicalizarse el tema en animalistas , ha existido siempre un personal de alma franciscana que pone agua y boquerones a los gatos en su puerta. Este personal está mal mirado por el vecindario y suelen ser almicas solitarias y solidarias que actúan en la nocturnidad o al alba, sin Partido que las respalde, solo bienquistas por los veterinarios de la zona a donde acuden con algún gato de pata rota o sarnoso.
ResponderEliminarOtro personal muy suyo eran los coleccionistas de mariposas que me decían que les clavaban un alfiler para fijarlas y exhibirlas. Todos nos ponemos muy sentidos con los experimentos médicos de animales pero como dice Don Sartre o jugamos todos o rompemos la baraja. Las llamadas no sé porqué cabrillas son unos desgraciados caracoles a los que medio se les mata de hambre primero y después se les echa en agua hirviendo para rematarlos, y además sin pasadoble torero.
Tiempo ha que no ponía cantarullas, así que ahí va una muy sentida de mi apreciado Rafael Farinas(sé que son tiempos de Leonard Cohen y de Bob Dylan pero los nativos del candil no tenemos ya arreglo )a la muerte a traición de su perro Lucero
Alma de tirano
corazón de hierro,
maldita sea la mano
que mata a un perro
Dear woman
ResponderEliminarEsa coplilla podía haberla aprovechado los de la camapaña de "Él nunca lo haría" para que no se abandones los perros.
Los caracoles tienen una muerte (y una vida) muy miserable, es cierto. Otros que sufren mucho en el sacrificio son las langostas, como bien contó David Foster Wallace en "Hablemos de langostas(Consider the Lobster)".
Lo ideal es que el alimento esté ya tan transformado que no recuerde, salvo haciendo un esfuerzo de abstracción, al animal del cual proviene, por ejemplo los chicharrones.
Saludos cordiales
Tema peliagudo toca J.Sol,lo cual me extraña considerando los chicharrones. No me pronunciaré, porque, sin ser vegano, cada vez veo menos en mi mesa fiambres del campo o del mar (entiendan bien). Dejo dos plumas señeras al respecto:
ResponderEliminarCoetzee con su "amiga" Elizabeth Costello (Vidas de animales) y Safran Foer (ahora de actualidad) con su más directo Comer animales. A ver quién tose.
Estimado Anónimo. Tomamos nota de ambas recomendaciones.
ResponderEliminarYo los únicos animales que la verlos vivos me los imagino comiéndolos y siendo capaz de cazarlos y cocinarlos son los peces tipo doradas y corvinas. A ver quién tose
¡Pobres animalitos! Todo sea por la Ciencia. ¿Nunca los animalistas se han manifestado en contra de lo que acabamos de leer? Creo que sí, aunque me temo que lo han hecho con mayor interés e insistencia en el caso de los toros. Y ya sabemos todos por qué.
ResponderEliminarEn fin, así están las cosas. Habrá que levantar algún monumento para honrar a los animales que han entregado generosamente su vida en favor de la investigación científica.
Coincido contigo, J.S.P, en el hecho de que, una vez muertos, no siento compasión por ningún animal y me refiero a aquellos que se encuentran por debajo de nosotros en el Reino de dicho nombre. Muchos hay que no quieren reconocerse animales cuando a veces sean más animales que los susodichos. Creo que una de mis hermanas me consideraba un tanto cruel porque me encantaba ver el interior de los pobres pollos que morían en la cocina sin honra funebre alguna.
Saludos cordiales de Evanesc
Estimada Evanesc:
ResponderEliminarMe parece buena idea lo del monumento, quizá podría ser una estatua de la perra Laika. Quizá una estatua erigida en honor de los animales fuera respetada por las palomas y no se cagaran encima, porque entre estatuas y palomas se libra una batalla desigual desde hace siglos.
Yo creo que no era crueldad aquello que hacía usted de mirar el interior de los pollos sino sana curiosidad, a mí mismo me gusta mucho el pollo relleno de La Pepi. A todo esto me acuerdo de Cortázar, que definía el campo como un sitio por el que se pasean los pollos vivos.
Cordiales saludos
Yo soy de los que no leyeron las obras del Marqués. El sadismo funciona apenas sin obstáculos en los niños y en los mayores, aparte de la pura curiosidad. Qué buen área de mejoramiento tenemos todos en esto! El uso de animales en los laboratorios es realmente peliagudo. Supuestamente se sacrifican (indefinidamente parece) para la mejora de hombres y mujeres que, a su vez, continúan en duda y confusión respecto a la manera de convivir con ellos. Lejos los hombres de reproducir siquiera la estructura mas básica de una célula y no digamos de la complejidad de un ojo por dentro y por fuera, se dispone, aguanta la respiración y finalmente dispara sobre un mamífero cualquiera, irrepetible creación. Siglo XXI. En casa consumimos algún filete al mes y algún que otro pescado. Sí.
ResponderEliminarBuenos días! En mi caso, el tema de la fauna en a literatura me trae a la memoria indefectiblemente una trilogía que devoré, más que leí, en mi preadolescencia: "Mi familia y otros animales", de Gerald Durrell. Lectura, amena y muy simpática en la que creo recordar (disculpen Uds. las dudas, han pasado unos 30 años "solamente") se sometía a observación cuasi científica más al comportamiento, usos y costumbres de la familia del protagonista que al animalario que les rodeaba. Gracias a estos recuerdos me han entrado ganas de releer esta trilogía; a ver si la localizo.
ResponderEliminarUn saludo;
Hola José Luis
ResponderEliminarMuy buena la trilogía de Corfú, no conozco a nadie que la haya leído y no le haya gustado. Es un libro que gusta a mayores, pequeños, mujeres, hombres, gente que le gusta leer, gente a la que no...
Con mis alumnos de ámbito científico-tecnológico la leemos en clase. Gracias a ellos descubría que hay también una película que le recomiendo, es poco conocida porque yo creo que no llegó a estrenarse en España, solo en la BBC.
Por supuesto, un libro tan bueno y tan lleno de ciencia tuvo su momento en este blog, pinchando aquí puede verse y además sale una escena de la película.
Otro día hablaremos más detenidamente de Teodoro, personaje en apariencia secundario pero que hilvana la historia muy adecuadamente, además de que tuvo una vida que da para otra novela aparte.
Cordiales y corfiotas saludos
Estimado Pedro
ResponderEliminarNo sé qué ha pasado con su comentario que hasta hoy no lo he visto. Irreproducible un mamífero en el laboratorio, y buen ejemplo el del ojo, que es un instrumento óptico mucho más fino de los muchos y variados que el hombre ha creado. Recuerdo que un epígrafe de uno de los temas de Óptica de mis oposiciones decía 'El ojo como instrumento óptico', y era muy interesante.
Con respecto al sacrificio de animales, en una novela curiosa que estoy leyendo ahora mismo, Jernigan de David Gates, un personaje cría conejos en su casa y los mata con una pistola para comérselos. Su argumento es que aun así viven mejor que los que compramos en el supermercado.
Saludos cordiales
Recordar los Santos Inocentes, como Paco Rabal colgó al señorito que mató a su milano, en una de las escenas más impresionantes de la historia del cine Universal.
ResponderEliminarHoy en Cantabría han condenado a un ganadero a dos años de cárcel, dos sin poder ejercer la profesión, cuatro sin cazar y una indemnización de 118770 euros al Gobierno, su delito fue envenenar buitres y milanos.
Quien mata a un perro se juega la del Paco, somos cristianos y llevamos como bien dice Woman un franciscano dentro, en China , Asia y Africa no hay ese cariño, no creen que un animal tenga alma.
De hecho en Mexico hay raptos expres de perros y te piden igual que por un hermano o por una esposa.
Gracias a Internet los perros tienen más caché, tanto un podenco, como un turco de aguas o un ratonero son perros de alto standing en el Norte de España, y en Andalucia supongo que también.
Sin los perros no habríamos evolucionado como especie, bendito fue el dia en que un antecesor acarició a un lobo.
Saludos
Hola Laro
ResponderEliminarEs verdad, tratar bien a los perros nos humaniza, bendito ese antecesor pues
Saludos