El
cuajo es un trocito de estómago de ternero- me explicó-. Imagínate:
ese estómago que le sirve al becerro para digerir la leche de la
madre, lo cogemos y lo usamos para hacer el queso. Fantástico, ¿no?
Pero también es terrible. Sin ese trocito de estómago no sale el
queso
Actualmente la quimosina no se obtiene del estómago de los terneros lactantes sino por síntesis química, un proceso menos salvaje pero más prosaico, que permite controlar mejor la cantidad de quimosina, también llamada rennina, enzima cuya función es separar la caseína de la fase líquida
Tiempos modernos de películas y cantarullas lejos de las recias esencias carpetovetónicas. Fuerzas buenas o obscuras que acompañan a la informatizada infancia, ya tan lejos del cuajo de los pequeños rumiantes y de las manos en la masa de la leche cuajándose.
ResponderEliminarEn los reportajes de la televisión vemos a las fornidas o fornidos lecheros removiendo las tinas llenas de leche mientras se cuaja y rememoramos la infantil cantarulla
Estando la pastora, larán larán larito,
estando la pastora, haciendo sus quesitos,
el gato la miraba, larán, larán larito,
el gato la miraba, con ojos golositos,...
Preciosa cantarulla, dear Woman, que mis hijos se saben perfectamente.
ResponderEliminarHacer quesos es una demostración de civilización a la altura del vater. ¿Sabía usted, cambiando un poco de tema, que los africanos son mucho más intolerantes a la lactosa que los europeos? Hay explicaciones evolutivas para ello, ahí lo dejo
Feliz año, el décimo de existencia ya de este blog