- Una comisioncilla en Madrid mismo... esa es la ganga... para
estudiar y proponer mejoras en el estudio de las ciencias naturales... a fin de
que resulte práctico.
- ¡Oh, cosa buena!...
Ni sé cómo no se les había ocurrido antes. ¡Y este mísero País vive ignorando
cómo se enseñan las ciencias naturales! Felizmente ahora, amigo Ruiz, vamos a
salir de dudas... Nuestro sabio Gobierno tiene una mano para escoger el
personal... Así está la Nación reventando de gusto. Pues digo, si tendrá su
aquel la comisioncita. Golpes de esos bastan a salvar la patria oprimida... En
fin, lo celebro mucho... Y digo más, Sr. de Ruiz; si usted está de enhorabuena,
no lo está de menor el País, que debe ponerse a tocar las castañuelas al saber
que tienen quien le estudie eso...
Ya ha aparecido aquí antes la preocupación de BPG en la enseñanza de la ciencias. Si aquella vez, en Fortunata y Jacinta, hablaba del AMPA, hoy en Miau lo hace de otro pilar fundamental para la correcta enseñanza de las ciencias: la comisión de expertos. Como dice el propio Don Benito: Así está la Nación reventando de gusto...
Su frase final, que pronuncia ya en la
puerta, delante de todo el personal administrativo, reza así: Te lo aseguro,
sin las matemáticas, acabarás siendo una vulgar prostituta. (Más adelante
descubrirás que el epíteto ‘vulgar prostituta’ tuvo que oírlo la mayoría de las
chicas, mientras que a ellos les tocó ‘vulgar criminal’)
Estas son las alternativas que planteaba el director
de la escuela donde estudió Mary Karr. Sin matemáticas, vulgar prostituta, no
hay situaciones intermedias, digamos una filología clásica por ejemplo. No sabemos si el excéntrico y radical método de motivación de este
pionero en la lucha contra la brecha de género tendría éxito.
El avión sigue subiendo,
rebasando bloques de nubes, hasta que abajo el mar y la tierra ya no se
perciben apenas, solo hay un lecho de colores verdosos y cian, un asiento
amable y en calma. En poco tiempo alcanzarán la altura máxima, en torno a los
doce mil metros, con una temperatura exterior de unos cincuenta grados bajo
cero. Muy cerca de allí, a apenas cinco kilómetros más de altura, se localiza
la capa de ozono. Entre los quince y los cincuenta kilómetros se despliega esa
zona de la estratosfera terrestre, que concentra el 90 por ciento del ozono de
la atmósfera, absorbiendo la mayor parte de las radiaciones ultravioletas de
alta frecuencia. Es imperceptible, con un espesor de apenas cinco milímetros,
pero su efecto es determinante para la protección cutánea y ocular del hombre.
Como también, desde aquí, es imperceptible el efecto del calentamiento global.
Así de finita es la capa de ozono, y más fina aún si
estuviera sometida a la presión normal en la superficie terrestre. Muy débil,
muy tenue, 5mm, ni se os ocurra echaros desodorante o laca en un avión. Que
nuestra salud cutánea o la estabilidad climática de nuestro planeta dependan de
un escudo de 5 milímetros da muy poca seguridad, la verdad.
Con las primeras vi peor,
también las cosas que estaban lejos se me torcían, y con las segundas fue
igual. Con otras veía nada más que borroso, con bruma, y así fui probando,
mientras Montoya abría cajones y miraba cuadros, sin dejar de hablar, y yo lo
veía unas veces muy lejos, otras con la cabeza en un sitio y el cuerpo en otro,
o metido bajo el agua. Y de pronto, al ponerme una de aquellas gafas y abrir
los ojos, lo vi todo distinto, la cara de Montoya, el cuadro que miraba y la
gafas que Hidalgo tenía en la mano, y era como si de verdad lo hubieran
extraído todo de debajo del mar, y tuve miedo porque parecía que yo también
surgía de algún sitio en el que siempre había estado escondido y ahora me
encontraba fuera de mi escondrijo, descubierto. Me dijeron que al ponerme las
gafas los ojos se me abrieron, se me hicieron un poco más grande y las pupilas
parecía que me rozaban las lentes. Eso me dijeron, y eso pensé yo al verme en
un espejo, que mis ojos eran unos peces pegados al cristal de su pecera mirando
el mundo
El nombre que ahora digo,
Antonio Soler, pág 41
Albano era
menudo, muy flaco, quebradizo,miope,
con unas gafas que tenían unos cristales de aumento que le agrandaban los ojos
hasta la exageración. Aquellos ojos descomunales observaban el mundo con velado
asombro. Miraba a través de las lentes como podría hacerlo un besugo al otro
lado del acuario, y se movía en este mundo como uno de esos peces de talante taciturno
que dan vueltas todo el día sin saber qué van buscando, papando moscas
El fanal
hialino, Andrés Trapiello, pág 412
Como miope profundo
me parece una analogía correcta, uno ve como dentro del agua. Aunque en
realidad no puedo comprobar experimentalmente si esto es cierto, porque hace
mucho años que no abro los ojos debajo del agua, porque se me caerían las
lentillas precisamente. El índice de refracción del humor vítreo es muy
parecido al del agua, pero distinto del aire, el medio habitual a través del
cual miramos
Se sentía extremadamente tranquilo,
pero completamente dado de sí, como si el espacio se estuviera curvando y él
estuviera curvándose junto con ese espacio. Parecía que todo, incluida su
propia personalidad, iba a desaparecer. Era un pedacito diminuto de sí mismo,
una partícula, y sin embargo también era la superficie circundante, que parecía
infinita. Era un átomo, un electrón, un protón, un punto en el espacio vacío.
Era transparente, y precisamente esa transparencia hacía que se sintiera
invisible. Estaba vacío, estaba limpio, no era nada. Y, sin embargo, al mismo
tiempo, era energía purificada, pura actividad, puro ser. La experiencia no era
en sí misma dolorosa, aunque de alguna manera, y muy cerca de ella, también
subsistía, medio oculto, un dolor espantoso, unas veces parecido a un agujero
negro, y otras a una densa masa de materia indestructible
No es muy dada Iris Murdoch a introducir cuestiones
científicas en sus novelas, ella es más de filosofía. Pero aquí se ha desatado:
protones, electrones, agujeros negros, átomos… bienvenidos sean para traer a
esta autora al blog. Laúnica otra vez que fuimos capaces de forzar aquí una entrada fue más mérito
de la traductora que de ella
Un alma caritativa de la
misión de N’gaoundéré me había transmitido el secreto de la curación de la
hepatitis, un cocimiento de hojas de guayaba que resultó más efectivo que todo
lo demás. Luego me enteré de que una empresa farmacéutica alemana estaba
experimentando con una droga basada precisamente en esta sustancia
El pobre Nigel pasó muchas fatiguitas en su poblado de Camerún, ya lo cantaba Triana Pura No le quedaba otra que confiar en métodos tradicionales o alternativos, como hace todo aquel que está desesperado. Debe tener muchas propiedades la guayaba porque al poner en google "guayaba para la...." me completa el teclado predictivo con diarrea, anemia, diabetes, gripe, caída del cabello...y muchos otros males que seguro sufriría Nigel. Así que si me voy a algún poblado del Camerún alguna vez, buscaré la choza que esté a la vera de una guayaba
-Bien. Si un batallón de soldados pasara
por un puente marcando el paso, el puente se vendría abajo. Ha ocurrido,
por eso cuando pasan por un puente les ordenan que no marquen el
paso
Si hay algo más antipático que detectar errores es
señalar exageraciones como ésta, que dan explicaciones bonitas, sencillas y muy
satisfactorias, pero no ciertas, lo sentimos. El famoso puente de Tacoma no
pudo haber caído sólo con la resonancia, deben haber intervenido más fenómenos
físicos, como el flameo
Mucho antes que Tacoma, en 1831, se dice que el puente
de Broughton se vino abajo al paso de uno soldados. Por muy recios que sean los
soldados y muy firmemente que marquen el paso, un puente que se viene abajo por
esto es que está muy mal hecho
Cuando salí de mi pueblecito perdido en el Illinois rural
para asistir al alma máter de mi padre en las escarpadas y lúgubres montañas
Berkshire al oeste de Massachusetts, de repente me empezaron a flipar las
matemáticas. Empiezo a entender por qué me pasó. Las matemáticas superiores
suscitan y catartizan la morriña de los habitantes del Medio Oeste. Yo había
crecido en el seno de vectores, líneas y más líneas trazadas de banda a banda,
cuadrículas y, al nivel del horizonte, enormes curvas de fuerza geográfica,
extraños remolinos de agua en el desagüe topográfico de una vasta extensión de
tierra planchada por el hielo, asentada y girando sobre las placas tectónicas.
El área que se extiende detrás y debajo de estas curvas amplias en la costura
de la tierra con el cielo yo ya la podía dibujar a simple vista antes de
conocer los infinitesimales como herramientas y las integrales como método. Las
matemáticas en mi facultad montañosa del este fueron como un despertar;
desmantelaron el recuerdo y lo sacaron a la luz. El análisis matemático me
resultó, de forma bastante literal, un juego de niños.
Las matemáticas están en todas partes, aunque algunos
paisajes son más explícitos que otros, el Medio Oeste por ejemplo, pero también
los olivares de la provincia de Jaen. La capacidad de abstraer los entes
matemáticos de la naturaleza es muy peligrosa, propia de inteligencias
desmesuradas y uno de los caminos más cortos y directos hacia la locura.
Yo he vuelto a leer los textos de Foster Wallace (que
tanto me gustó en mi juventud) sobre el tenis, porque me estoy dedicando a este
deporte (tan lleno de geometría y trigonometría, por otra parte) obligado por
la COVID, mutando de pachanguero de futbito a tenista. De hecho, la muerte de
Maradona me sorprendió jugando al tenis, paradoja que me dejó un poco de rara
sensación de culpabilidad
A veces el bar me parecía el mejor sitio del mundo,
y otras creía que era el mundo entero. Tras un día particularmente duro en el Times, encontré a los hombres sentados
en círculo en la esquina de la barra del tío Charlie. Habían dispuesto unos
adornos de cóctel en forma de sistema solar, un limón a modo de sol, y movían
una aceituna a su alrededor, explicando por qué en Nueva York anochece antes
que en California, por qué cambian las estaciones, cuántos milenios nos quedan
hasta que todo se vaya a la mierda. Yo me coloqué detrás de ellos, dejando que
su conversación orbitara a mi alrededor. ¿Y qué es eso del agujero negro? Una
cosa que chupa todo lo que le pone en el camino. O sea, que es como mi ex.
Exacto, pero más pequeño. Pienso contarle lo que acabas de decir. Un agujero
negro es como el Gran Cañón pero con más gravy.
Con más gravy, no, gilipollas. Con
más gravedad. ¿Y yo qué he dicho? Para distinguirlos, piénsalo así: El universo
se sostiene gracias a la gravedad; tu mujer se sostiene gracias al gravy. No uséis una aceituna para la
Tierra. Las aceitunas me dan asco. ¿Qué tienes contra las aceitunas? Los
huesos. No me gustan las cosas de comer que me atacan. ¿Pero quién coño se ha
comido Marte? Lo siento, es que es veo una cereza y no puedo evitar comérmela.
Pero bueno, ¿cuánto mide la Tierra, joder? Mide cuarenta mil kilómetros de
circunferencia. Parece casi una distancia que se podría hacer a pie. Pero si a
ti no te gusta ir a pie ni a la esquina a comprar el Daily News. ¿Y me estás diciendo que todos los que estamos en este
garito vamos a ciento siete mil kilómetros por hora en este momento? Ahora entiendo por qué estoy tan mareado
Aparentemente,un bar no es el sitio más propicio para
debatir sobre ciencia ( técnicamente es muy difícil discutir sobre ciencia)
pero el alcohol todo lo puede.
Todo está muy
bien explicado, los agujeros negros, el sistema solar, la velocidad de
traslación de la Tierra, que es mayor en invierno, el diámetro de la Tierra…
¡Qué cosa tan extraordinaria un bar con una buena parroquia! Como decía aquella
copla:
Se sabía desde hace mucho
tiempo que el aire que nos circundaba era un compuesto de oxígeno y
nitrógeno, en proporción respectiva de veintiuno y setenta y nueve
por ciento. El oxígeno, principio de la combustión y vehiculo del
calor, era absolutamente necesario para la vida animal, y constituía
el agente más poderoso y enérgico en la naturaleza. El nitrógeno,
por el contrario, era incapaz de mantener la vida animal y la
combustión. Un exceso anómalo de oxígeno produciría, según
estaba probado, una exaltación de los espíritus animales, tal como
lo habíamos sentido en esos días. Lo que provocaba el espanto era
la extensión de esta idea hasta su límite. ¿Cuál sería el
resultado de ‘una extracción total del nitrógeno? Una combustión
irresistible, devoradora, todopoderosa, inmediata: el cumplimiento
total, en sus minuciosos y terribles detalles, de las llameantes y
aterradoras anunciaciones de las profecías del Santo Libro
Nos
ha parecido más adecuado para el espíritu de este blog recurrir a
Poe y no a Mecano (oxígeno, nitrogeno y argón) para hablar de la
composición del aire. El papel del nitrógeno tiene poco prestigio,
pero es muy importante atemperar el carácter explosivo del oxígeno,
para evitar las combustiones espontáneas. También el nitrógeno
tiene su ciclo que es fundamental a distintos niveles para la vida en
nuestro planeta.
Así
que ahí está el tío, el nitrógeno, ahí calladito pero
fundamental y mayoritario en el aire, silencioso y vital
La
ciencia, la ciencia puede analizar una
chuleta de cerdo y decir cuánto contiene de fósforo y cuánto de
proteínas, pero la ciencia no puede analizar el deseo de chuleta de
cerdo de ningún hombre y decir cuánto tiene de hambre, cuánto de
costumbre, cuánto de capricho nervioso, cuánto de persistente amor
a las cosas bellas. Cuando un hombre desea chuleta de cerdo, su deseo
permanece literalmente tan místico y etéreo como su deseo del cielo
Bueno,
pues la ciencia dice cuánto fósforo tiene la chuleta, que no es
poco. Pero como apunta Chesterton no aporta mucho sobre ese y otros
deseos del hombre. Para eso tenemos otras cosas los hombres, el arte,
por ejemplo. Algo parecido comentamos por aquí a cuento de EmiliaPardo Bazán y Ramón y Cajal
Valga la excusa forzada para hablar de este disco, Amor, que va a ser importante en el flamenco. La operación que propone la letra es fácil de realizar mentalmente, pero así de fáciles se utilizan para empezar a practicar con el lenguaje algebraico:
24 + x = 27 , donde x serían las horas extras de amor
Cuando
un hombre se sitúa ante un espejo y ve su imagen reflejada, lo que
ve no es una auténtica reproducción de sí mismo, sino una imagen
de él cuando era más joven. La explicación de De Selby a este
fenómeno es bastante sencilla. La luz, como De Selby señala
con meridiano acierto, tiene una velocidad de desplazamiento
determinada y finita. Así pues, antes de que pueda decirse que ha
tenido lugar el reflejo de cualquier objeto en un espejo, es
necesario que los rayos de luz se dirijan primero al objeto para que,
de este modo, impacten contra el espejo y así este los devuelva de
nuevo contra el objeto; contra los ojos del hombre, por ejemplo. En
consecuencia, existe un apreciable y calculable intervalo de tiempo
entre el instante en que un hombre mira su propio rostro en un espejo
y el registro de la imagen reflejada en sus ojos
Curiosa
argumentación la de este texto, sobre todo de un fenómeno que yo
siempre he experimentado a la inversa: me veo más viejo en los
espejos. Alguien dijo que uno no debe mirarse en los espejos de los
ascensores ni siquiera con 20 años, y tiene razón.
En
cuanto al texto de O´Brien, es una versión exagerada de la paradoja
de los gemelos de Einstein, en la que no hace falta ni que haya dos
hermanos. Como es sabido, las exageraciones son a veces las más
precisas de las mentiras
Hay
finalmente, unas variedades de pájaros que viven en plena libertad
incluso en los momentos de la cría. El gorrión —pájaro
sinvergüenza, fornicante e individualista— puede ser un ejemplo de
estos descastados animales. El gorrión vive en régimen de tertulia
sistemática y perpetua, y no le importan ni los vínculos de la
sangre ni los sentimientos pajariles, que aunque rudimentarios no
pueden dejar de existir.
Ahora entiende uno mejor el ¡Ay, gorrión! que los ejemplares machos de la especie humana usan cuando se cruzan en una situación comprometida o cuando se cuentan algún plan picantón. Quién lo diría de un pájaro de apariencia tan pacífica. La mayoría de los pájaros (¡Ay, pájaro!, también se puede decir) interrumpe el régimen de tertulia o café durante la cría, pero el gorrión aguanta también el tipo en esa situación tan crítica. En esa época se les hincha tanto el pecho que más parecen palomos que gorriones
El
mercurio por ejemplo. Imagina una gota de mercurio encima de una mesa
de mármol. Luego levanta la mesa y deja resbalar al mercurio. Es
como agua pero más perfecto, porque es metal y porque no se seca. Si
tiras agua por un cristal, se esparce y se derrite. Y se seca además.
El mercurio no. El mercurio es la gota más perfecta que existe. Y
aunque el acero sea muy espectacular, el mercurio es más
espectacular que el acero, porque es líquido, y frío. El mercurio
es una cosa curiosa.
Con la desaparición de los termómetros de mercurio se está perdiendo la primera experiencia de asombro científico de la infancia. Cuando estando uno malo se rompía el termómetro y las gotas de mercurio formaban un curioso rebaño. Al asombro se unía la bruma de la fiebre y la experiencia era muy rara. Esto lo contaba Carlos Marzal en su poema Metal pesado.
Otro día hablaremos del sombrerero loco de Alicia en el país de las maravillas, porque estaba loco intoxicado por mercurio, como era típico en su oficio
Todo lo que hace nuestro
cuerpo, salvo el ejercicio de los sentidos, no lo percibimos. Las más
vitales funciones (circulación, digestión, etc) las desconocemos.
Así ocurre con nuestro espíritu: ignoramos todos sus movimientos y
mudanzas, sus crisis, etc, todo lo que no sea la superficial
concepción esquematizante.
Sólo una enfermedad nos
revela las profundidades funcionales de nuestro cuerpo. Y del mismo
modo presentimos las del espíritu, cuando estamos desequilibrados.
Toda la fisiología transcurre a oscuras, el cuerpo humano es como una nevera, oscura hasta que se le abre. Todo trancurre a oscuras, oculto o a la luz del día pero microscópicamente. Sólo cuándo la cosa se fastidia somos conscientes y le prestamos atención. "Sabemos del amor por lo que alumbra, por lo que tuerce y acrecenta y rige", nos tenemos que conformar con este conocimiento indirecto de nuestro cuerpo, como del amor en los versos de Manuel Alcántara
Le
olió el pelo. Había un tenue rastro del perfume que siempre se
ponía, pero flotaba en un olor a sustancia química bastante más
fuerte. Probablemente, el frasco monstruoso que él le había
regalado ya sólo era alcohol. Para su siguiente cumpleaños le
compraría tres frascos pequeños.
Una vez abiertos, los perfumes comienzan a perder los compuestos volátiles (ésteres, aldehídos y cetonas principalmente) responsables de su olor. Con el tiempo a veces huelen efectivamente a alcohol. No todo el mundo sabe que la industria cosmética es una importante salida para los químicos, donde tan importante es la composición del perfume como añadirle unos agentes enmascarantes que impidan a la competencia copiar el aroma.
Siempre
se pensaba que el cuerpo era más «sensible» en lo más profundo.
Pero no; es como la tierra, la intensidad está en la superficie.
Puedes aplastar un órgano sin provocar dolor, pero mira la piel. Un
centímetro de piel humana contiene dos detectores sensoriales de
frío, doce de calor, tres millones de células, diez pelos, quince
glándulas sebáceas, casi un metro de vasos sanguíneos, un centenar
de glándulas sudoríparas, tres mil células receptoras al final de
las fibras nerviosas, casi cuatro metros de nervios, veinticinco
detectores de presión para los estímulos táctiles y doscientas
células nerviosas para registrar el dolor. Esta fantástica fábrica
es solo nuestra superficie. No es de extrañar que nuestros
sentimientos queden tan a la vista. Tenemos el corazón en la manga.
¡Cuántas cosas en la superficie que despreciamos por no ser profundas! ¡Todo lo que tiene la piel¡ ¿Quién necesita más? No conviene profundizar casi nunca, hay que ir surfeando por la vida. Todo mejora, las amistades, el trabajo, si uno se mantiene amablemente superficial
Sagnet había sido pionero en
el uso del cloruro de zinc.
Cinco litros de una solución
al veinte por ciento de cloruro de zinc inyectados en la arteria
poplítea no solamente conservaban el cuerpo durante un mínimo de
dos años, sino que también operaban una transformación prodigiosa
y conseguían que el cuerpo pareciera hecho de luminoso mármol
blanco.
Se
hacían afirmaciones extravagantes sobre el procedimiento de Sagnet,
como por ejemplo que los restos
se convertían en una «efigie hueca, una escultura».
Efectivamente se han aprovechado las propiedades antisépticas para embalsamar y recomponer cadáveres, sobre todo en el siglo XIX. Este método restablecía también los rasgos de la cara en caso de muerte violenta y debió ser muy usado en el caso de funerales con honores militares. Dudo mucho que exista el tal Sagnet, porque este libro de George Saunders es tan interesante como raro.
Fui
como la bombilla eléctrica del Cuerpo de Bomberos de Livermore,
California, que una mano encendió en 1901 y ninguna mano ha apagado
hasta hoy
Esta bombilla es efectivamente famosa por llevar encendida muchísimo tiempo, en esta webcam gente de todo el mundo admira el fenónemo, que viene a ser la confirmación de que ya no se hacen cosas como las de antes. Su único secreto es que está hecho de más y mejores materiales que las actuales bombillas, que están rendidas a la obsolescencia programada
—Me
aterra el silencio de los espacios infinitos —murmuró una noche
mientras observaba por el telescopio de Martin una tenue manchita de
luz que, según el niño, era una galaxia varias veces más grande
que la Vía Láctea.
—¿Por
qué?
Austin
se incorporó y se frotó la región lumbar.
—Estaba
citando a Pascal, un famoso filósofo francés del siglo XVII.
—Es
curioso que ya por entonces supiera que el espacio es silencioso
—comentó Martin.
—¿Quieres
decir que ahí arriba no hay ningún ruido? ¿Que todas esas
estrellas explotan y colapsan sin emitir ni un solo sonido?
—No
puede haber sonido si no hay nada que oponga resistencia, como una
atmósfera.
—¿Entonces
el Big Bang no hizo bang en realidad?
—Exacto.
—¿Y
a ti no te da miedo el tamaño del universo, Martin?
—No.
Así
es, estoy se ha convertido en un clásico de los listillos
reconociendo errores en las películas espaciales, cada vez que se
oye algo. El sonido es una onda mecánica, necesita de un medio para
propagarse, no como la luz, que es una onda electromagnética y puede
por tanto propagarse en el vacío.
Creo
que fue 2001 una odisea en el espacio la primera película que tuvo
esto en cuenta. “En el espacio nadie puede escuchar tus gritos”,
anunciaba la publicidad de la película Alien. Yo no soy muy
quisquilloso con esto y no me molesta una película espacial con
ruidos, comprendo la licencia. Además, si nos ponemos muy rigurosos,
el concepto de vacío es también controvertido
...leía
cada papel que le llegaba, e incluso se agachaba por la calle a coger
un fragmento embarrado de periódico y leerlo en busca de un mensaje:
“Por
consiguiente- leyó-, ya se sabía en 1935 que el mundo natural
estaba gobernado por cuatro clases de fuerzas. De menor a mayor
magnitud son: la gravitatoria, la débil, la electromagnética y la
fuerte”.
A medida que leía, se encontró con que prefería las fuerzas
débiles; se identificaba con ellas. La gravitatoria, aunque
insignificante a nivel microscópico, “empieza
a predominar con objetos en un orden de magnitud de cien kilómetros,
como asteroides de gran tamaño; mantiene unidos la luna, la tierra,
el sistema solar, las estrellas, cúmulos estelares dentro de las
galaxias y las galaxias mismas”.
Para Richard era como si el equipo que pierde desde el principio un
partido lograra el triunfo en el último macroscópico cuarto;
vitoreó en silencio
Poco
que añadir, ya que el propio John Updike comenta el texto original,
que el libro aclara que procede de “Las fuerzas de la naturaleza”,
conferencia de Steven Weinberg. El sueño de los físicos es reducir
estas fuerzas a una sola, ese es el objetivo de la teoría de la gran
unificación(TGU), a la manera en que ya se hizo con la electricidad
y el magnetismo con el electromagnetismo. Cuando yo estudiaba creo
que estaba casi lista la interacción electrodébil, unión de la
nulear débil y el electromagnetismo, así que no sé cómo irá la
cosa ahora.
¿Cómo
no simpatizar e identificarse con la interacción gravitatoria de
estas cuatro siendo la única familiar para nosotros?
Es
más, creía que la adoración que sentía Cora por la geóloga Mary
Anning era algo que él había provocado; que a la mujer de Michael
Seaborne no le habría dado nunca por ir por ahí removiendo la
tierra a la busca de rocas y barro si en una cena que dieron los
Ambrose en su casa no la hubieran sentado al lado de un anciano que
llegó a conocer a Anning y atesoraba desde entonces su recuerdo. Se
pasaron toda la noche hablando de la hija del carpintero a la que le
cayó un rayo y, en vez de matarla, la hizo más fuerte; del primer
fósil que encontró, cuando tenía solo doce años; de lo pobre que
era; del martirio que sufrió con el cáncer que acabó matándola;
y, para entonces, ya Cora también guardaba aquello como un tesoro: y
pasaban los meses y no hablaba de otra cosa que no fueran sedimentos
del Jurásico y piedras bezoáricas.
Este
blog quiere unirse a la corriente de reivindicar mujeres científicas,
añadiendo una paleontóloga (el texto la define como geóloga) a la
consabida Marie Curie. Ni la Geología ni la Paleontología son
ciencias que gocen de prestigio, por lo que la pobre Mary Anning
sufría una doble marginación, a la propia de su sexo en su época
se añadía la de los científicos ‘auténticos’
Yo
siento gran simpatía por las mujeres inteligentes inglesas del siglo
XIX, la cantidad de hombre plastas que tuvieron que soportar,
clérigos coñazos...
Todavía
a esa hora, o de nuevo, la temperatura parecía poner a temblar las
cosas. Esas situaciones de calor intenso que llevan a ensayar
descripciones con contornos difusos, refracciones de luz, objetos
ralentizados, etc. Sin embargo me impresionaba lo contrario, la
velocidad; como si la temperatura, ejerciendo alguna forma de
espanto, tuviera un efecto desintegrador y la misma realidad, en sus
múltiples articulaciones, se asustara y quisiera huir inmediatamente
de esta situación. Apenas uno salía al jardín y sin dar aún el
primer paso ni sentir todavía el impacto del calor, ya podía
advertirse el desasosiego, la naturaleza fluida y aplastada a la vez.
Uno sabía que bajo esa quietud latía una combustión en la que
participaban todos los elementos y que se manifestaba a través de
reacciones aisladas y espontáneas
He
aquí algo que la literatura puede hacer con los fenómenos físicos:
ilustrarlos con imágenes, completando así su comprensión. Es algo
que intentan (que intentamos) hacer a diario los profesores de
Física. Todos el mundo ha visto esta ilusión ótpica alguna vez en
el horizonte de la carretera un día de mucho calor. Uno mismo se
derrite al verlo, por mimetismo, que para eso hablamos de espejismo.
Una
vez entendido y sentido el fenómeno, con el texto precedente, casi
menos importa saber que se produce por la diferencia de densidades de
...
–Hay
cabos sueltos por todas partes. No es trabajo de policía. No se ha
comprobado nada. Es como el álgebra.
–¿Qué
tiene que ver el álgebra con eso?
–Primero
hay que demostrar lo que se puede demostrar. Encontrar las
constantes. ¿Fue ella realmente al teatro? ¿Estaba sola? ¿La
oyeron volver los vecinos? Si es así, ¿a qué hora? ¿De veras
Fennan volvía tarde los martes? ¿Su mujer iba siempre al teatro
cada quincena, como dijo?
Está
muy bien que los detectives apliquen métodos matemáticos.No se
puede uno poner a calcular o a investigar a lo loco. Primero hay que
ver si el asunto tiene solución, es decir si el sistema de
ecuaciones planteado con los datos de la investigación es compatible,
como dicen los matemáticos. ¿Para qué afanarse si un asunto no
tiene solución?
Pero
todas estas dudas venían de que los hombres no podíamos conocer
realmente nada de lo que verdaderamente pasaba en el mundo, y, por
ejemplo, nosotros no veíamos nada más que los colores que estaban
entre el rojo y el azul, pero que había muchos más, y luego todos
los líos de las velocidades de las vibraciones y de los rayos
infrarrojos y los ultravioleta
La luz visible es un intervalo de longitudes de onda o de frecuencias fuera de las cuales la radiación es invisible para nosotros. Fuera de ese rango están las ondas de radio, las microondas, infrarrojas, ultravioletas, rayos X... Como imagen de todo lo que el hombre no puede alumbrar con su conocimiento me parece adecuado.
Más me gusta cuando el autor reconoce que esto es un lío, me recuerda a otro texto de Cela donde se dice directamente "pero tú de esto no sabes ni palabra"
No
estaba exactamente claro por qué lo habían hecho, aunque daba la
sensación de que todo lo relacionado con la literatura encogía cada
vez más, como si el mundo de los libros estuviera gobernado por el
principio de la entropía, mientras todo lo demás seguía
proliferando y expandiéndose.
Me
sabe mal de manera doble, porque no me gusta andar corrigiendo a la
gente y porque me gusta todavía menos en unos libros con los que he
disfrutado tanto como los de Rachel Cusk. Pero en me convence que
algo que se va reduciendo esté gobernado por el principio de la
entropía, más bien la entropía suele ir acompañada de
crecimientos desaforados y a lo loco.
Todo
lo contrario que estos libro de Rachel Cusk, en los que apenas sucede
nada pero en los que todo el mundo que se encuentra con la
narradora-autora se convierte en un excelente conversador
Le
gustaba contar la anécdota de cuando asistió a una conferencia de
Einstein en los laboratorios Bell (para los que hizo dibujo mecánico
durante la guerra, un detalle que tardamos años en desenterrar).
Juraba que durante el turno de ruegos y preguntas, un ingeniero del
público tuvo que explicarle a Einstein una ley elemental de la
mecánica. Cuando el chico manifestó su asombro por que el gran
físico ignorase algo tan básico, Einstein dijo: «Yo nunca me
molesto en recordar nada que pueda consultar en un libro». A mamá
le fascinaba esa idea de un genio incapaz de abrir una lata de atún
pero con capacidad para ordenar el universo entero dentro de las
cavernas de su cerebro. También contaba que entre pregunta y
pregunta agachaba la cabeza como quien está rezando y la levantaba
para responder igual que esos swamis robotizados y enturbantados de
Coney Island que por veinticinco centavos te vaticinaban el futuro.
Por último, sostenía que en la recepción posterior nadie hizo
amago siquiera de acercarse a hablar con Einstein, que se quedó solo
en una esquina, sentado en una silla de respaldo recto, como el
pariente lelo de alguno de los asistentes.
¿Por
qué hay tantas anécdotas de Einstein como un hombre distraído,
siempre al borde de parecer un 'pariente lelo'? ¿Va a pasar a la
historia como el autor apócrifo de frases de manual barato de
autoayuda? ¿Cultivaría él en cierta medida la imagen de sabio
místico oriental? ¿Influye el hecho de que no fuera partidario
del peine en esta imagen?
—Y
dice que se pasó allí ocho; o sea que tiene usted dieciocho años.
Asentí.
—Ya
ve usted lo útil que resulta la aritmética —prosiguió—. Sin su
ayuda, a mí me
habría sido difícil calcular su edad. Es un asunto arduo cuando los
rasgos y la expresión del semblante están tan atenidos a mudanza
como en su caso
Ahí está el tío. Nada por aquí, nada por allá y deduzco tu edad. Ahora al señor Rochester se le acusaría de señoro o de hacer mansplaining, pero yo le reconozco el mérito de plantear ese 10+8=18 con cierta agilidad. No sé yo si le valdrá para ligar con Jane Eyre, porque voy por la mitad del libro
- Solo
te quedan dos balas. Quizá solo una. Y ellos oirán el disparo.
- Ellos
sí. Tú no.
- ¿Y
eso?
- La
bala corre más que el sonido. La tendrás metida en el cerebro antes
de que puedas oírla. Para oirla necesitarías un lóbulo frontal y
cosas con nombres como colículo y gyrus temporal pero de eso ya no
tendrás. Se habrá convertido en puré
Pues tiene razón, creo. La velocidad del sonido es de unos 340 m/s, por lo que si te sitúas a unos 700 metros de la pistola tardarías dos segundos en escuchar el disparo. Si la bala es más rápida que el sonido te llega antes de oírla. Algo parecido ocurre en las tormentas y con los fuego artificiales. Esto es algo que los técnicos de sonido del cine deberían tener en cuenta, este hombre lo explica mucho mejor en el vídeo:
El
poeta trabaja con anticipos que se gasta antes de terminar nada, y se
lo gasta todo en billetes y transbordos, porque la poesía es un
viaje a los desconocido, es como la extracción del radio, que se
consigue un gramo de producto por años de trabajo
Yo creo que sí, que la poesía aguanta bien la comparación con cualquier método de aislamiento o extracción de una sustancia, como recrea Bonilla lo que Maiakovsky quiso decir. Podemos decir también que el poeta destila la realidad y obtiene la sustancia poética. El mundo sería la muestra bruta (la ganga) y la poesía la mena que hay que extraer.
Los Chanclas, poseídos por el espíritu de Red Hot Chili Peppers, escenifican la toma de conciencia de las máquinas, de una manera que no se veía desde Blade Runner y sus lágrimas en la lluvia.
Por no hablar del nihilismo exacerbado que destila ese "es tontería, es tontería, haga lo que haga acabo en la chatarrería", más humano imposible. Sólo le faltaría al robot cantar por Camarón aquello de "también nos condena a muerte, cuando Dios nos da la vida"
Así vamos los robots y los humanos obsolescentes, quejándonos de la jartura de las investigaciones y los mojones, pero a la vez temiendo que nos desmonten en la chatarrería
Ya
es cosa sabida que si se escribe un mensaje con zumo de limón en una
hoja de papel, no queda rastro de la escritura; pero si se expone el
papel al fuego, las letras se vuelven de un color castaño y se puede
leer lo escrito. Imaginad que el whisky es el fuego y que el mensaje
está oculto en el alma de un hombre; entonces se comprenderá el
valor del licor de Miss Amelia
Ya es la segunda fórmula de tinta invisible que ofrecemos en este blog. La primera apareció en El escarabajo de oro de Poe. La presencia del calor suele ser necesaria para evaporar el agua del agún compuesto hidratado o para favorecer una oxidación, como la del ácido cítrico que nos ocupa. Aquí además se ofrece una buena imagen de la función que ejerce el alcohol sobre el alma humana, como bien hemos podido comprobar en estas fiestas navideñas que acabamos de pasar